En las últimas horas Alberto Fernández estuvo cara a cara con dos empresarios que hasta hace muy poco se mostraban muy cerca del presidente Macri. Marcos Galperín, de Mercado Libre, y Héctor Magnetto, del Grupo Clarín. Algo que gran parte de la sociedad argentina podría valorar como un gesto de apertura no fue bien recibido en el universo ultra- kirchnerista.
Cuentan excelentes fuentes que referentes de La Cámpora y líderes sociales como Juan Grabois se mostraron sumamente incómodos. Es más, le hicieron llegar a Fernández que no quieren saber absolutamente nada con una reconciliación con el Círculo Rojo macrista.
Es más, el mismo Juan Grabois escribió un artículo de Infobae donde le pide a Alberto Fernández que no se deje enamorar de los cantos de las sirenas neo-liberales. O sea, le pidió a Alberto Fernández que haga como Ulises, atarse al mástil.
Estamos entonces ante un gran interrogante. A quién va a escuchar Alberto Fernández si se convierte en el próximo presidente de los argentinos: ¿A los que quieren un país integrado al mundo y una mesa de diálogo que genere gobernabilidad futura? ¿O a los imbéciles fanatizados de siempre que no pueden con su genio y quieren seguir en el barro peleando agrediendo y escrachando al que piensa distinto?
Tenemos un buen ejemplo con lo que pasó el sábado en la Plaza de Mayo. Nadie esperaba que la movilización a favor de Cambiemos sea tan masiva. Ni siquiera el mismo Macri que estaba descansando en la Quinta "Los Abrojos". De pronto decidió ir a la Casa Rosada para poder saludar desde el balcón presidencial.
¿Cuál fue la reacción del demócrata Juan Grabois? "Me emocioné con la marcha Pro. Me emociona que los argentinos que admiran a ese selecto club de garcas, hipócritas y fanfarrones con mucha plata, poder y medios, pero con poco cerebro y sin corazón, sean tan poquitos y oxidados ¡No aflojemos que en diciembre se van!".
Extrañábamos esto, no? La virulencia, la agresividad, la bronca, irá con el que piensa distinto. El otro es un garca sin corazón, es un fanfarrón con plata. Juan Grabois expresa la continuidad de ese kirchnerismo brutal que quiere dominar y someterá todo aquel que no encaja como esquema de pensamiento básico.
En La Cámpora hay gente sensata como Wado de Pedro, que pide tranquilidad pero también hay gente radicalizada como Andrés Larroque que se sintió defraudada cuando Alberto se encontró con "Marcos" y "Héctor". ¿A cuál de los dos escuchará?
El kirchnerismo en los últimos meses se compró un disfraz de moderado. Fernández de candidato a presidente y Massa de candidato a diputado presentan una supuesta cordura y suavidad en el trato.
Los violentos se fueron a pasear, empezando por Cristina Kirchner. Lo venimos diciendo y lo sostenemos porque la historia no se borra de un plumazo. Hay mucho lobo con piel de cordero. Permítanme desconfiar. Tenemos con qué.