El resultado fue que a último minuto en la sesión de Diputados, La Cámpora bajó al recinto y votó en contra. “Un militante político puede tener matices pero tiene que fundamentar su voto. No pueden hablar siempre por cartas”, se quejaba un diputado de los que votó a favor.
Peor todavía, en el Ejecutivo existe la convicción de que “los duros” trabajaron para que algunos que tenían pensado votar a favor o abstenerse cambiaran su voto. “¿Qué te pensás que estaba haciendo Cristina con Máximo, Sagasti y Parrilli en su despacho en el momento de los piedrazos?”, relata alguien que siguió de cerca el poroteo de los votos.
Desde ese entonces, la crisis fue total. Siguió el documento de La Cámpora tras la votación en Diputados, los intercambios de tweets por las piedras, el documento en el Senado, la inserción demoledora de Oscar Parrilli que destrozó al gobierno de Alberto, la carta de los intelectuales kirchneristas…
Del otro lado, del albertismo, también escaló. Cerruti avisando que Cristina no le atiende los llamados a Alberto, la carta de intelectuales albertistas sin mencionar a Cristina y la frase demoledora de Alberto Fernández:
- “Esperaba que en esas decisiones me acompañen y no me acompañaron”
- “Escucho a todos, pero el Presidente soy yo y eso hay que entenderlo. Valoro a Máximo y a Cristina, lo que digo es cómo funciona un gobierno. No existe la presidencia colegiada".
Los mediadores
En el medio aparecen dos personajes que guardaron silencio en los últimos días: Sergio Massa y “Wado” de Pedro.
El ministro del Interior, por su rol institucional, decidió bajar el perfil por lo menos respecto a la coyuntura. Algunos en el Gobierno le reprochan que no trabajó para el acuerdo con el FMI y para juntar votos: siendo el ministro del Interior entienden que ese sería su rol.
Sin embargo, De Pedro planteó sus matices con la postura de otros sectores de La Cámpora: habló desde España a favor del acuerdo, se mostró en contra de la decisión de Máximo Kirchner de renunciar a la jefatura de bloque y mantiene los puentes abiertos con sus compañeros de la Casa Rosada. Habla frecuentemente con Fernando “el Chino” Navarro y trabaja por la unidad del espacio. “Con Alberto está mucho mejor de lo que se cree”, dicen cerca de “Wadito”, como volvió a llamarlo el Presidente.
De Pedro está haciendo un trabajo silencioso. No solamente adentro de la Casa Rosada sino también hacia afuera.
Los vínculos de Wado de Pedro no se limitan a ser puente entre las distintas corrientes del Gobierno. También está profundizando vínculos con gobernadores. Este miércoles, por ejemplo, estuvo en Santiago del Estero con su gobernador Gerardo Zamora, Jorge Capitanich (Chaco) y Omar Perotti (Santa Fe).
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Wado de Pedro con gobernadores.
El día anterior se había reunido con Sergio Ziliotto (La Pampa) y Raúl Jalil (Catamarca).
Por la tarde del miércoles, desde el ministerio del Interior se recibió al foro de intendentes radicales, en otro gesto de inusitada apertura. Incluso actuó como mediador en el conflicto abierto que tienen Nación y Ciudad por la coparticipación.
El rol de Sergio Massa
En otro poder del Estado, Sergio Massa se recluyó en la Cámara de Diputados después de una semana que lo tuvo como protagonista. Había sido el gran armador del acuerdo para que se vote el memorándum del FMI, negociando con radicales, el PRO y partidos provinciales.
Massa sabía que La Cámpora iba a votar en contra en Diputados. Después de aquella votación, festejó el triunfo y se recluyó una semana. Hacia el fin de semana pasado dio entrevistas en que dejó ver su postura sobre la interna del Frente de Todos y la eventual ruptura.
“No pienso igual que Alberto en todo, ni que Cristina en todo, ni Cristina piensa igual que yo, ni que Alberto. Y eso significa que podemos pensar distinto pero ser parte de una coalición de gobierno y cumplir cada uno con su responsabilidad institucional”, dijo a Perfil.
Pero fue más allá en otra entrevista planteó: “En lo político, que es lo que me involucra, sí estoy convencido de que es importante que encontremos un ámbito entre cuatro paredes y no a través de mensajes en off the record”, dijo a Clarín.
¿Es posible armar una mesa política del Frente de Todos? “Seguramente el Presidente encontrará la forma de resolverlo y los que somos parte tendremos la obligación de acudir a la convocatoria. En mi barrio había una máxima que es que los trapitos sucios se lavan en casa, no en la vereda”, respondió Massa. Pone la responsabilidad en el Presidente.
El camino del medio
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Mientras tanto Massa también mantiene los puentes de diálogo abiertos con otros dirigentes moderados de Juntos por el Cambio: Horacio Rodríguez Larreta (se iniciaron juntos en política), Mario Negri, Gerardo Morales (fue su aliado antes de que la UCR cierre con Macri), Cristian Ritondo...
Son un grupo de dirigentes moderados que intentan alejarse de la grieta, siempre que la coyuntura se los permita. En el grupo de presidenciables también entra Facundo Manes que acaba de lanzar una fundación para elaborar programas de gobierno para la Provincia, base fundamental de cualquier proyecto de poder. “Poder Buenos Aires”, se llama. Esperan que apuntale su candidatura presidencial.
Este grupo antigrieta -que incluso algunos se animaron a definir como “reagrupamiento de centro- no la tiene fácil. Las presiones desde los extremos pueden tirar por la borda cualquier construcción de gobernabilidad. Lo definió así Gerardo Morales en una entrevista reciente:
- "Hay que tender puentes de diálogo con sectores del peronismo que no están en el Gobierno y grupos racionales del Frente de Todos".
- "Si nos toca gobernar en 2023, habrá que tener diálogo para impulsar las leyes que necesitamos para sacar adelante el país. El concepto es que hay que salir de la grieta".
¿Habrá margen?