¿Qué es lo más importante para un rey, para un líder, para un presidente? ¿Ser querido? ¿Ser respetado? Lo más importante, es ser creíble. Un buen discurso es aquel que resulta creíble. Corren tiempos donde la sociedad pide líderes reales. Menos discurso impostado, más frescura, más verdad.