Enojo

Con una histórica demostración de fuerza en el Obelisco, Macri apuesta a la "grieta" para ganar

Stella Gárnica / a24.com
por Stella Gárnica / a24.com |
Con una histórica demostración de fuerza en el Obelisco, Macri apuesta a la grieta para ganar

Fortalecido por el apoyo que recibió en la multitudinaria marcha del "Sí se puede" que encabezó este sábado en el Obelisco y un discurso que apuesta a profundizar la grieta con críticas al kirchnerismo, Mauricio Macri se ilusiona con que "el 27 de octubre sean las elecciones con mayor asistencia desde 1983" y achicar la brecha que lo dejó segundo lejos en las PASO frente a la fórmula del kirchnerista Frente de Todos.

La comparación con la histórica movilización del cierre de campaña de Raúl Alfonsín en el retorno a la democracia en 1983 rondó durante todo el acto y desde el Gobierno se mostraron eufóricos por la convocatoria y señalaron a A24.com que "superaron todas las expectativas".

"Es la movilización más grande desde 1983, no pensábamos que llegaría tanta gente", dijeron fuentes de la organización.

Desde el escenario repetían la misma frase el organizador, Hernán Lombardi quien junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña fue el primero en hablar ante la multitud para agradecer y relatar que "las columnas de gente llegaban desde el Obelisco por Corrientes hasta Callao y por la 9 de Julio hasta Córdoba".

Macri emocionado al borde del llanto, llegó en auto desde la Casa Rosada por Diagonal Norte y antes de subir al escenario caminó unos metros saludando a los manifestantes.

Macri repartió abrazos a su esposa, Juliana Awada a quien en el público vivaban con el apodo "hechicera" y a su compañero de fórmula, Miguel Pichetto, los dos únicos acompañantes durante los casi 40 minutos de discurso que se ganaron la ovación.

El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta ofició de presentador, mientras que la gobernadora María Eugenia Vidal quedó atrapada a 200 metros dele scenario, a mitad de camino entre la multitud, y se subió a la caja trasera de una vieja camioneta donde envuelta en una bandera argentina, saludaba a sus seguidores.

La Gobernadora bonaerense no fue la única que quedó varada entre la multitud. La madre de la primera dama Juliana Awada, debió ser socorrida por personal de prensa del oficialismo y subida al palco preparado para la cobertura de periodistas, ubicado a unos 100 metros frente al escenario.

"No vuelven más", el discurso pro grieta surgía desde el público mientras agitaban las banderitas argentinas como una marea humana que mezclaba cartelitos con el slogan "Sí se puede" y otras frases impulsadas por el propio Macri desde el escenario como "los valores que nos unen son defender la República" o "basta de mafias y corrupción".

Las banderitas eran parte del merchandicing, se vendían a $100, mientras no faltaron churros a $10. Las columnas de familias enteras con niños y abuelos llegaban caminando desde todas las direcciones y los que lograron instalarse cerca del escenario, no dejaban pasar a nadie.

"Vine en subte y en tren con la sube", era la respuesta más repetida de los manifestantes que llegaron desde distintos barrios porteños y del conurbano bonaerense, localidades tan lejanas entre sí como Berisso, Moreno, Tres de Febrero, o Parque Chacabuco o Belgrano.

"El número la marcha del millón, es simbólico pero se ha convertido en realidad, el jueves en el acto de cierre en Córdoba lo vamos a reventar", dijo el diputado y candidato a la reelección por la UCR, Mario Negri en declaraciones a la prensa que lo abordaron al llegar al escenario.

Lo mismo dijeron el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales (UCR) y el candidato a diputado y ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo: "Es conmovedor la cantidad de gente, es la movilización más grande de la democracia desde 1983", arengó.

Incomunicados y varados en la multitud

A las 17, la hora de inicio del acto la 9 de Julio colmada y todos en el público filmaban y sacaban fotos con sus celulares, sorprendidos por la convocatoria de la que formaban parte. Pero todos se sorprendieron también por la misma imposibilidad de compartir las imágenes con sus teléfonos.

El bloqueo de todas las comunicaicones lo sufrieron no solo el público y los periodistas que cubrían el acto, sino también el personal de campaña y e seguridad de Juntos por el Cambio que no podían avisar ni siquiera cuando detectaban una persona descompuesta.

Una hora después del discurso de Macri, la desconcentración fue un espejo de como llegaron los manifestantes, caminando de a uno, dos cuatro conocidos, charlando y canticos de campaña, hasta la primera parada de subte o colectivo que lo dejara más cerca.

Macri sabe que falta una semana para el verdadero examen, y quedó exultante saludando a la multitud durante más de 15 minutos, sin hablar, sólo saludando con sus manos en el corazón: "La vamos a dar vuelta, se da vuelta" se repetía una y otra vez como mantra, en cada rincón de la movilización.