El nuevo mapa político de Estados Unidos impacta en todo el mundo y, por supuesto, también en la Argentina. ¿Cómo repercute en la economía?
La contundente victoria de Donald Trump en Estados Unidos frente a Kamala Harris marca un cambio de dirección política no solo de los Estados Unidos sino en todo el mundo. En América Latina, la influencia va a ser decisiva porque siempre la región bailó al ritmo de las decisiones que se toman en el país más grande e influyente de la región. En Argentina no es la excepción.
La consolidación de la “nueva derecha” se profundiza en la región y promete redefinir las estrategias de poder y los escenarios económicos en los próximos años; ya no es un fenómeno excepcional, casi azaroso, sino que llegó para quedarse.
¿Quiénes ganan y quiénes pierden en la Argentina a partir de la elección? Los posibles impactos en la economía local.
La reelección de Trump representa un espaldarazo. Primero por su cercanía ideológica y de amistad con el líder estadounidense. Trump no solo es un referente para las nuevas derechas que Milei integra, sino también un socio estratégico en lo político. El discurso antieestablishment -con sus matices- los catapultó a ambos al poder. La casta no es solo argentina.
Con Trump en la Casa Blanca, Milei ya no queda aislado en su postura en la región y se refuerza su posición de liderazgo en América Latina. Especialmente teniendo en cuenta que tanto en Brasil como en México gobiernan las centroizquierda.
Pero además, a Milei la presencia de un aliado en Washington le da margen para profundizar sus políticas, apoyándose en un modelo similar al de Trump y sumándose a una derecha global que gana terreno.
Este contexto podría beneficiar a Milei en su estrategia de polarización, dado que Trump ofrece un “espejo” para los próximos cuatro años, en los que la política de contrastes se verá potenciada.
La única chance de Cristina Kirchner de volver al poder (con 60 puntos de imagen negativa) es tener enfrente a alguien peor que ella; o alguien que genere un nivel de rechazo superior. Hoy a Milei las encuestas le sonríen. Pero eso podría cambiar (así es la opinión pública).
Aunque pueda parecer paradójico, la expresidenta (en tanto líder de la oposición) podría encontrar cierto terreno fértil en la polarización que Trump fomenta.
La vicepresidenta tiene el activo más importante que se puede tener en la política hoy: seguiddores fieles. Así, podría aprovechar la dinámica de un país dividido en dos extremos. Con Trump en el poder, el centro político pierde relevancia, y figuras el kirchnerismo se puede volver más atractivo para quienes buscan una oposición contundente. A los extremos, se los combate con extremos.
Otro punto favorable para Cristina Kirchner es que Trump es conservador más que liberal. En lo económico impulsa un fuerte proteccionismo en la economía. Discursivamente, el peronismo podría apalancarse en esas similitudes para "espejarse" al presidente electo de los Estados Unidos
La dinámica de polarización impulsada tanto por Trump como por Milei pone en jaque a los sectores de la oposición argentina que intentan mantenerse en el centro. Mauricio Macri, la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica (CC) y el sector del peronismo no kirchnerista pierden peso en un escenario donde los polos dominan la conversación y las opciones moderadas se licúan.
Los dirigentes de estas fuerzas políticas, que apuestan a una narrativa menos confrontativa, quedan todavía más relegados. El votante promedio está cada vez más alineado con uno de los extremos. En esta dinámica polarizadora y de “pasiones tristes”, figuras como Miguel Ángel Pichetto tienen escasas posibilidades de volver a ganar protagonismo: es un tipo de "la casta" que toda su vida hizo política, que conoce el Estado como nadie... pero tienen bajo anclaje con los votantes que prefieren opciones más confrontativas.
Esta licuación llega a figuras como Mauricio Macri, con ideas parecidas a las de Milei, pero con todos más moderados. El centro político, bajo esta óptica, pierde valor y se convierte en un espacio con poca viabilidad, ante la preferencia del electorado por líderes fuertes y con posturas extremas.
La llegada de Trump a la Casa Blanca también trae incertidumbre en materia económica para un país que trata de salir de la crisis (¡hace 13 años!). Su política proteccionista y de alta suba de tasas podría complicar los planes económicos de Milei y de otras economías emergentes como la Argentina.
El proteccionismo de Trump apunta a fortalecer la industria estadounidense, lo que podría implicar barreras comerciales para la industria argentina y para el sector agroexportador, dos motores clave de la economía. La protección a su sector primario, también puede complicar las exportaciones agropecuarias. El ejemplo de la venta de limones de Tucumán que se había dado en la presidencia anterior es un buen ejemplo.
Si Estados Unidos decide endurecer las políticas de importación, Argentina podría ver restringida su participación en el mercado norteamericano, dificultando la expansión y competitividad de sus productos.
Por otro lado, Trump amenaza con tener una política altas tasas de interés para contener la inflación. Si Estados Unidos sube su tasa, los países como la Argentina se ven también arrastrados a subirlas. Eso implicaría que varios problemas:
-Se encarece el costo del financiamiento para la Argentina, que se vería obligada a profundizar el ajuste fiscal (o endeudarse más o emitir, algo Milei ya aclaró que no va a hacer)
-Se encarece el costo del financiamiento para la inversión de capital. Si las tasas de retorno de inversiones financieras son altas, ¿por qué un inversor pondría plata en una empresa energética de la Argentina con plazos larguísimos y riesgos extremos? Si es caro financiar proyectos, va a haber menos posibilidad de expansión en esas áreas.
-Ante el encarecimiento de inversiones, se va a ralentizar el crecimiento económico del país.
Estos problemas financieros, se podrían solucionar en parte con una mayor presión de los Estados Unidos para que el FMI acceda a dar un nuevo préstamo a la Argentina. Se habla de entre 10 y 15 mil millones de dólares que servirían para que el país salga más rápido del cepo cambiario.
El cepo es uno de los principales limitantes para que se pueda desarrollar en plenitud el modelo económico de Milei.
El problema de esto es que la Argentina ya vivió procesos similares de préstamos para "robustecer" la macroeconomía. Todos esos procesos terminaron mal. ¿Por qué esta vez sería diferente?
La elección de Trump redefine el panorama político y económico en el hemisferio occidental, y sus efectos ya comienzan a sentirse en Argentina.
Lo que está claro es que la elección de Trump (y por tanta diferencia) no será neutro para el futuro del país y del mundo. ¿Podrá aprovecharlo esta vez la Argentina?