Nuevas tecnologías

FOMO: qué es esta mala práctica relacionada con redes sociales que aumenta entre niños y jóvenes y cómo evitarla

Se trata de una condición muy actual pero poco conocida, causada principalmente por las redes sociales y las nuevas tecnologías. Por qué es importante frenar el FOMO en niños y jóvenes. Cinco recomendaciones para evitarlo.
FOMO: cuando la tecnología no es bien utilizada

FOMO: cuando la tecnología no es bien utilizada, se presentan escenarios que pueden vulnerabilizar la integridad psicológica o física de las personas. (Foto Freepik)

Si miramos alrededor a cualquier niño o adolescente, es probable que lo veamos deslizar un dedo por la pantalla del celular únicamente para mirar y revisar los últimos acontecimientos, cómo sus comunidades de redes viven eventos y tendencias a las cuales desean pertenecer compulsivamente.

En el último tiempo, el concepto de FOMO (por sus siglas en inglés: Fear Of Missing Out o miedo a perderse algo), comenzó a ser muy utilizado para describir esta sensación de malestar al no poder ser parte de distintas situaciones sociales.

Este término se conoció masivamente en los últimos años, aunque en realidad, nació a fines de los años ‘90 y hacía referencia a perderse “planes”. Hoy en día, el FOMO se adaptó al nuevo escenario de las redes sociales y diversas tecnologías de la información, haciendo que ese malestar se vea intensificado por la cantidad de estímulos que ofrecen estos nuevos canales, ya que ahí podemos ver todo el tiempo y a toda hora qué está haciendo el otro, sin importar dónde se encuentre.

FOMO: cómo reconocer esta condición

Alguien que siente FOMO necesita saber en todo momento qué hacen las personas a las que sigue en redes sociales para entender qué sucede minuto a minuto y evitar la sensación de “perderse cosas importantes”.

También, cree que si no responde mensajes o comentarios inmediatamente quedará fuera de la conversación, situación que suele darse en, por ejemplo, grupos de WhatsApp.

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El FOMO se adaptó al nuevo escenario de las redes sociales, haciendo que el malestar se intensifique por la gran cantidad de estímulos que ofrecen las diversas tecnologías. (Foto Freepik)

El FOMO se adaptó al nuevo escenario de las redes sociales, haciendo que el malestar se intensifique por la gran cantidad de estímulos que ofrecen las diversas tecnologías. (Foto Freepik)

Asimismo, en la dinámica de “scrollear” en las distintas plataformas pueden observar cómo otros están disfrutando algo que ellos, por alguna razón, no pueden. Por ejemplo: viajes, reuniones sociales, relaciones interpersonales, eventos o tendencias y el no poder ser parte de estos contextos genera obsesión por estar cada vez más informados de las actividades del entorno.

Considerando este “nuevo miedo” que aparece en la era de la información y sabiendo que los niños y adolescentes se encuentran en una etapa de crecimiento en donde son totalmente permeables a todas las cosas que pasan a su alrededor, es muy valioso tomar medidas para evitar que sientan FOMO. Sobre todo, entendiendo que están expuestos a las redes sociales y nuevas tecnologías cada vez a más temprana edad.

Recomendaciones para evitar el FOMO

En este contexto, Pablo Echandia Vanderghem, coach especialista en entrenamiento de habilidades blandas y miembro de la Federación Internacional de Coaching (ICF), detalla 5 recomendaciones para que los padres tengan en cuenta y, de esa manera, prevenir el FOMO en sus hijos.

  • Informar a los hijos sobre los riesgos de Internet y las redes sociales. No asumir que al ser nativos digitales conocen los riesgos que implica estar presente en redes sociales e Internet. Por ejemplo: contenidos inadecuados, noticias falsas o confusas, gasto de dinero, entre otras. Es importante brindarles información objetiva para incrementar su capacidad de autocuidado, elevando la posibilidad de que perciban situaciones riesgosas y den aviso.
  • Elegir un momento propicio para hablar. Es recomendable no esperar a que algo malo suceda, sino hablar en un momento de calma en donde nos expresemos con objetividad. Los cambios de hábitos empiezan con la realización de acciones pequeñas pero poderosas, que requerirán cierto sacrificio y valentía desde el rol de padres/madres para ejecutarlas, y que generarán escenarios de diálogo, en este caso, sobre el buen uso de la tecnología.
  • Establecer límites y reglas. Se sugiere establecer horarios, tiempos e indicar el contexto en el que se puedan utilizar los dispositivos. Por ejemplo, se puede establecer el “no uso” de los celulares en los momentos en que la familia se reúne para desayunar, almorzar o cenar o antes de irse a la cama. Establecer límites firmes y acertados, pero a la vez equilibrados y respetuosos.
  • Generar nuevas experiencias. No se trata de prohibir el uso de la tecnología, ya que deben estar preparados para desenvolverse en un entorno altamente tecnológico, sino de regular y fomentar su buen uso. Una forma de generar nuevas experiencias es buscar actividades que resulten poco compatibles con el empleo del celular.
  • La necesidad de buscar opciones creativas permitirá a los jóvenes disfrutar de momentos diferentes y divertidos, por más que sean breves. De ser necesario, modificar nuestra propia conducta. Es importante reconocer nuestros propios hábitos y verificar si estamos actuando como el mensaje que queremos transmitir. Se trata de “dar el ejemplo”: si buscamos limitar la utilización de la tecnología en nuestros hijos, pero como padres estamos constantemente conectados, puede causar una confusión en ellos.

En definitiva, la tecnología es sumamente útil y va de la mano con el progreso del ser humano. Brinda una mejor calidad de vida en muchos sentidos, facilita las comunicaciones y el aprendizaje.

Sin embargo, cuando no es bien utilizada, se presentan escenarios que pueden vulnerabilizar la integridad psicológica o física de las personas. Por eso es esencial reconocer estos aspectos para poder prevenirlos y gestionarlos de la mejor forma.