Si la víctima entrega ese número, pierde de inmediato el control de su cuenta. A partir de ese momento, los delincuentes bloquean al verdadero propietario y comienzan a enviar mensajes a su lista de contactos. Los fraudes suelen consistir en solicitudes de dinero bajo la excusa de emergencias, pedidos de transferencias inmediatas o incluso la manipulación para obtener más códigos de verificación vinculados a otras plataformas.
Los ciberdelincuentes no necesitan más que aprovechar la confianza. Una vez dentro de la cuenta, se hacen pasar por la víctima y contactan a familiares o amigos cercanos. La inmediatez de la situación juega a su favor: la persona que recibe el mensaje confía en que realmente está interactuando con alguien de su entorno.
Modalidades de secuestro más frecuentes en WhatsApp
- Mensajes directos de conocidos suplantados: los delincuentes envían textos haciéndose pasar por un contacto, pidiendo reenviar un código recibido por error.
- Enlaces fraudulentos: a través de SMS o correos electrónicos que imitan a bancos, servicios de mensajería u organismos oficiales, inducen a hacer clic en links que roban credenciales.
- SIM swap: con datos personales obtenidos previamente, los atacantes convencen a una operadora para activar una nueva tarjeta SIM con el número de la víctima. Esto les permite recibir los códigos de verificación y controlar no solo WhatsApp, sino también cuentas bancarias y redes sociales.
Qué información queda expuesta en WhatsApp
El secuestro de una cuenta de WhatsApp implica la pérdida de acceso a todas las conversaciones, fotos, documentos y archivos compartidos en el historial. Además, otorga al delincuente la posibilidad de revisar datos sensibles como direcciones, números de cuenta, contactos laborales y registros de actividades cotidianas.
La víctima no solo pierde su privacidad, sino que se enfrenta al riesgo de que esa información sea utilizada para chantajes, extorsiones o fraudes de mayor escala.
Cómo proteger tu cuenta frente a estas estafas
- Activar la verificación en dos pasos: añadir un PIN extra en la configuración de WhatsApp dificulta el acceso no autorizado.
- Nunca compartir códigos de verificación: ningún servicio legítimo solicitará esta información por llamada o mensaje.
- Revisar dispositivos vinculados: comprobar desde la configuración qué sesiones están abiertas ayuda a detectar accesos sospechosos.
- Usar contraseñas seguras y correo de recuperación protegido: así se evita que terceros accedan a configuraciones clave.
- Proteger el buzón de voz: algunos fraudes se apoyan en la interceptación de códigos enviados por llamada.
El límite de la seguridad en WhatsApp
Aunque WhatsApp utiliza cifrado de extremo a extremo, esta protección no impide el secuestro de cuentas mediante engaños. La plataforma no tiene la capacidad de rastrear a quienes intentan verificar un número ni de revertir automáticamente la situación si el atacante configura un nuevo mecanismo de doble autenticación.
Esto deja al usuario como el primer responsable de su propia seguridad. La desinformación o el descuido al entregar un código puede abrir la puerta a un fraude difícil de revertir. Por eso, especialistas subrayan que nunca se deben compartir datos de verificación y que es imprescindible mantenerse informado sobre las nuevas modalidades de ataque.