Cada 11 de diciembre, la Argentina rinde homenaje a una de sus expresiones culturales más emblemáticas: el tango.
Cada 11 de diciembre, Argentina rinde homenaje a dos figuras que marcaron para siempre el rumbo del tango y su identidad cultural.
Cada 11 de diciembre, la Argentina rinde homenaje a una de sus expresiones culturales más emblemáticas: el tango.
La fecha quedó instaurada oficialmente en 1977, pero su historia comenzó mucho antes, cuando el productor y compositor Moisés Smolarchik Brenner, popularmente conocido como Ben Molar, señaló una coincidencia que no podía pasar por alto: ese día habían nacido dos personalidades que marcaron el rumbo del género, Carlos Gardel (1890) y Julio De Caro (1899). Uno, símbolo de la voz y la interpretación; el otro, referente absoluto en el plano instrumental.
En ese marco, Molar presentó el proyecto en 1965 a autoridades culturales y obtuvo el apoyo de las principales instituciones artísticas del país. Recién doce años después llegó el reconocimiento oficial, primero en la Ciudad de Buenos Aires y luego en todo el territorio nacional. Desde entonces, diciembre tiene una jornada dedicada a la música que representa al Río de la Plata ante el mundo.
Carlos Gardel, el eterno Zorzal Criollo, nació un 11 de diciembre pero su origen continúa alimentando debates y mitos: inscripto en Toulouse, Francia, también se lo vincula con Tacuarembó, Uruguay. Lo cierto es que fue argentino por elección: vivió desde la infancia en Buenos Aires y se nacionalizó en 1923.
Con una voz inconfundible, popularizó el tango canción y llevó la cultura porteña a escenarios internacionales gracias a sus discos y películas. Inmortalizó clásicos que todavía conmueven, como “El día que me quieras”, “Volver”, “Mi Buenos Aires querido”, “Por una cabeza” y “Sus ojos se cerraron”, entre tantos otros.
Su muerte trágica lo transformó en leyenda: el 24 de junio de 1935, el avión en el que viajaba chocó con otra aeronave en pleno despegue en el aeropuerto de Medellín. Gardel falleció junto a parte de su comitiva, pero su figura sigue despertando admiración en todo el mundo y, como dice la frase popular, cada día canta mejor.
Julio De Caro, por su parte, revolucionó el tango desde el violín y la dirección orquestal. Formó su célebre sexteto en 1924 y desarrolló un estilo que pasaría a la historia como “escuela decareana”, un tango más elaborado, sentimental y audaz, que amplió el horizonte musical del género. Falleció en Mar del Plata en 1980, dejando una huella decisiva en la evolución instrumental del tango.
El tango nació en Buenos Aires y el Río de la Plata hacia 1880, en una sociedad transformada por la inmigración y la mezcla cultural. Lo que empezó como un baile de arrabal terminó conquistando al mundo. Tanto así que, el 30 de septiembre de 2009, la UNESCO lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su valor artístico e identitario.
Hoy, el tango sigue vigente en milongas, escenarios y festivales que atraen a turistas de todas partes del planeta.