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El Eternauta en Netflix con Ricardo Darín: cuáles son las similitudes y diferencias entre el cómic y la serie

El estreno de El Eternauta en Netflix sigue marcando tendencia en una nueva versión con Ricardo Darín que reinterpreta el clásico sin traicionar su esencia. ¿Qué cambia y qué permanece en la serie?

El Eternauta en Netflix con Ricardo Darín: cuáles son las similitudes y diferencias entre el cómic y la serie. (Foto: Gentileza Diario Uno)

El Eternauta en Netflix con Ricardo Darín: cuáles son las similitudes y diferencias entre el cómic y la serie. (Foto: Gentileza Diario Uno)

El Eternauta no comienza con una nevada en Vicente López ni con una partida de truco entre amigos. La adaptación de Netflix dirigida por Bruno Stagnaro arranca en el medio del río, con tres mujeres a bordo de un velero. El cielo se ilumina con una aurora verde, la costa desaparece entre las sombras de un apagón y comienza a caer esa nieve letal que, desde los años 50, acecha la imaginación de generaciones de argentinos. Desde esa primera escena, queda claro que esta versión no será igual a la obra de Oesterheld.

Lejos de una reproducción literal, Stagnaro propone una lectura libre y actualizada que, sin abandonar el espíritu de El Eternauta, se atreve a agregar, reformular y hasta corregir aspectos del material original. Pero no se trata de un borrón y cuenta nueva. De hecho, el primer episodio es el más fiel de toda la temporada: el grupo de amigos liderado por Juan Salvo, la improvisación del traje aislante y el descubrimiento de que los copos de nieve matan al contacto, todo eso sigue ahí.

A partir del segundo capítulo, la serie se distancia del guion gráfico para abrir nuevas líneas narrativas. En palabras del propio Stagnaro, algunos elementos provienen de un viejo proyecto inconcluso sobre una guerra civil en la Argentina. Así, la serie oscila entre momentos de fidelidad y tramos de invención, hasta regresar, como por reflejo, a los pasajes más emblemáticos del cómic.

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El Eternauta: diferencias entre el cómic y la serie

Las diferencias concretas son numerosas. Pero el cambio más fuerte está en el tiempo. La historieta transcurre en la Argentina de los años 50. La serie, en el presente. Ese traslado temporal implica una transformación del paisaje: aparecen supermercados chinos, repartidores en bicicleta, cacerolazos y cortes de luz. Y también implica una transformación simbólica: el país que muestra la serie es otro, erosionado por décadas de crisis.

Uno de los cambios más significativos es la incorporación de personajes femeninos activos y complejos. En la versión original de El Eternauta, las mujeres son figuras pasivas, estereotipadas en extremos opuestos: santa o seductora peligrosa. Elena y Martita —la esposa y la hija de Juan Salvo— son figuras que esperan ser rescatadas. La tercera mujer, una suerte de espía sensual, es rápidamente descartada.

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En la serie, en cambio, Elena (interpretada por Carla Peterson) es médica y actúa en la toma de decisiones. La acompañan Inga, una repartidora venezolana, y Pecas, una adolescente que lidera a un grupo de jóvenes. La inclusión de estos personajes actualiza el relato y responde a una deuda histórica que el mismo Oesterheld intentó saldar en su reescritura de 1969.

Ricardo Darín como Juan Salvo

La elección de Ricardo Darín como Juan Salvo también provocó controversias. En la historieta, el personaje es joven. Darín tiene 68 años. Pero su figura impone una gravedad simbólica que no podía pasarse por alto. Su trayectoria, su peso como ícono del cine argentino, y su capacidad de arrastrar al público convierten su edad en una virtud narrativa.

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El Eternauta y la importancia del héroe colectivo

Pero hay algo aún más esencial que la serie preserva de El Eternauta, y es su concepción del “héroe colectivo”. Desde su publicación, esta idea ha sido parte del ADN de la obra. La consigna “nadie se salva solo” no es solo un eslogan publicitario. Es una idea fundacional del relato, aunque, como todo en El Eternauta, está sujeta a debate.

La tensión entre salvarse solo o resistir juntos se convierte en el eje de conflicto. ¿Irse o quedarse? ¿Buscar una salida individual o luchar por lo colectivo? El final de temporada deja estas preguntas abiertas. La serie avanza apenas hasta la página 142 de las 350 que tiene la historieta. Pero ya logra lo más difícil: hacer que queramos ver más.