Con el humor característico del presentador, O’Brien hizo bromas sobre su carrera, mencionando que había presentado el “último episodio” de tres de sus propios programas, añadiendo una anécdota divertida sobre un suéter que dejó en la sala de guionistas en 1993. Estas referencias dieron el tono irónico del episodio, que poco a poco fue revelando su verdadera intención.
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Los Simpson no terminan: el falso final de la serie que sorprendió a los fanáticos.
El showrunner de la serie, Matt Selman, explicó en una entrevista con People que la idea surgió de las preguntas constantes sobre cómo sería el final de Los Simpson. Selman, quien ha trabajado en la serie desde 1998, mencionó que siempre ha considerado que el programa no está diseñado para tener un episodio final, ya que su estructura narrativa es cíclica y los personajes nunca envejecen. Esta idea quedó plasmada en el episodio, con Bart rechazando cumplir 11 años para mantenerse como el niño de 10 que ha sido durante más de 30 años.
La trama: clichés y sorpresas
El episodio comienza con la celebración del cumpleaños de Bart, un evento que parecía marcar un cambio definitivo en la vida de los personajes. La premisa del episodio juega con los elementos clásicos de los finales de series: el Sr. Burns muere, la taberna de Moe cierra sus puertas de forma definitiva, y el director Skinner se retira de su puesto en la Escuela Primaria de Springfield. Todos estos eventos crean la ilusión de que el episodio estaba preparando un cierre emotivo y dramático para la serie.
Sin embargo, a medida que la trama avanza, se revela que estos acontecimientos fueron creados por una inteligencia artificial, diseñada para generar el "final perfecto" de una serie. La IA, basándose en los típicos clichés de los finales de programas de televisión, había producido estas situaciones como una manera de dar por terminada la historia de Los Simpson. La parodia alcanza su punto máximo cuando Bart se da cuenta de que todo lo que está viviendo es una ilusión creada por la IA, y al despertar, restaura la normalidad, deshaciendo todos los eventos dramáticos que habían sucedido.
Al final del episodio, Conan O’Brien rompe la cuarta pared al admitir que todo fue una estrategia de reinicio, y que lo que los espectadores acababan de ver era solo el comienzo de una nueva temporada. Esta autorreferencia subraya el espíritu irreverente de la serie, que siempre ha desafiado las convenciones y ha encontrado maneras innovadoras de conectar con su audiencia.
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El episodio final de Los Simpson que resultó ser una parodia sobre la inteligencia artificial.
¿Un final real para Los Simpson?
A lo largo de los años, la pregunta sobre cómo debería terminar Los Simpson ha sido objeto de discusión entre fanáticos y críticos. Sin embargo, este episodio dejó en claro que, para los creadores, la serie no necesita un final tradicional. El enfoque cíclico y la capacidad de los personajes para reiniciarse al final de cada episodio son lo que ha permitido que Los Simpson se mantengan en el aire por tanto tiempo.
La sátira sobre el uso de la IA como herramienta para crear un final predecible y repetitivo también fue una crítica a la falta de originalidad que a menudo acompaña los finales de las series populares. En este sentido, el episodio sirvió como una reflexión sobre la creatividad y la capacidad de una serie para mantenerse fresca sin necesidad de un cierre definitivo.