Hicieron trampa en el sorteo de la Lotería Nacional y los descubrieron
Descubren la estafa que paralizó a la Lotería Nacional: el escándalo golpea al mundo de las apuestas. Enterate.
La Argentina de 1942 vivió uno de los episodios más insólitos, oscuros y comentados de su historia: el día en que se descubrió que el sorteo de la Lotería Nacional estaba amañado, y que los famosos Niños Cantores —que ya no eran tan niños— habían ejecutado una maniobra que dejó al país entero boquiabierto.
El fraude, que tardó décadas en perder fuerza en el imaginario popular, involucró bolillas adulteradas, cómplices, números imposibles de conseguir y una cadena de errores que terminó exponiendo la trampa en plena investigación oficial.
Todo comenzó cuando, de un día para el otro, todo el mundo buscaba el mismo número: el 31.025. Ninguna agencia lo vendía, nadie lo soltaba, todos lo querían. La sospecha explotó inmediatamente: algo raro había detrás.
Ese número no podía estar agotado si nadie lo tenía. La explicación llegó poco después: un grupo de jóvenes había encontrado la forma de manipular las bolillas, gracias a un artesano que tallaba madera con una precisión quirúrgica. Su plan era simple: intercambiar una bolilla real por una trucha, y ejecutar la maniobra justo en el sorteo especial de Navidad, el más jugoso del año.
image
Por costumbre y tradición, los sorteos se hacían con jóvenes vestidos con guardapolvo blanco para simular inocencia, pero en este caso, los protagonistas ya superaban los 18 años. Aun así, pasaban desapercibidos: a simple vista parecían parte del ritual de la Lotería Nacional.
Lo que no pudieron ocultar fue su falta de discreción. Eran buenos estafadores, pero pésimos para guardar secretos. La jugada se filtró en cafés, en pasillos, en conversaciones de madrugada. Cada vez más gente sabía que el número ya estaba arreglado.
El ensayo final lo hicieron el 4 de septiembre de 1942, más de tres meses antes de la Navidad en la que iban a ejecutar el plan maestro. La maniobra era perfecta: rápida, indetectable, precisa. Tanto, que cuando la recrearon años después ante la Justicia, nadie podía creer lo eficaces que habían sido.
image
Pero el derrumbe era inevitable. La Lotería Nacional ya estaba bajo la lupa por otros escándalos, y la noticia del “número imposible de conseguir” encendió todas las alarmas. Cuando se abrió la investigación, cayó el primero: uno de los involucrados tenía más de 50.000 pesos enterrados en su patio.
Los diarios explotaron, el episodio se volvió tema nacional y las radios abrieron programas especiales para analizar el paso a paso de la maniobra. Sin embargo, pese a la evidencia, la mayoría nunca pisó una celda. El caso quedó como uno de los robos más audaces de la historia argentina… y también como uno de los más impunes.
Un fraude que quedó grabado para siempre como el día en que hasta el azar tuvo dueño.