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Joven pasa de vivir en la calle a trabajar en la NASA

Llegó a Estados Unidos cruzando la frontera con México, no sabía inglés. Hoy publica investigaciones científicas y trabaja en la NASA. Te contamos su historia
Joven pasa de vivir en la calle a trabajar en la NASA

Antonio Macías Cañizarez tenía el sueño de estudiar ciencia aeroespacial y llegar a la NASA. A pesar de los obstáculos que parecían imposibles, como no saber inglés, lo consiguió. Su historia empieza en Cuba. Nació en la isla, sin recursos y con pocas posibilidades de desarrollarse como profesional allí.

“Soy cubana, de las personas que nacieron con la pobreza más grande de este mundo”, relató Milda Cañizares, madre de Antonio a Univisión.

El camino fue largo, desde Cuba fueron a Venezuela, que no estaba en mejores condiciones que el país desde donde habían escapado. Pasaron por Ecuador con el sueño de llegar a Estados Unidos. En 2015 cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos, llegando a Houston en el estado de Texas.

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“Si nos morimos, nos morimos juntos y si nos salvamos, nos salvamos juntos. Juntos a lo que sea, así es que yo no me voy a quedar aquí y tú por otro lugar, juntos”, le dijo Milda a su hijo Antonio.

“No sabíamos que íbamos hacer, estábamos totalmente perdidos en una ciudad nueva, sin dinero, sin amigos, con un conocimiento del idioma también pequeño”, comentó Antonio a los medios locales. El miedo llegó cuando les faltó alimentos para comer día a día. "Fue muy doloroso porque teníamos 150 dólares nada más, comíamos una hamburguesa al día. Yo me comía la mitad de la mía y le decía que estaba muy llena para que él se comiera una y media”, recordó Milda, visiblemente afectada.

Cuando Antonio llegó a Estados Unidos no sabía inglés. Tampoco sabía si iba a poder sobrevivir, a pesar de tener a su madre con él, todo se complicaba. Un desconocido, que se empatizó con su historia, les dio techo y comida por un tiempo. Luego Milda consiguió un trabajo y Antonio se puso a estudiar inglés.

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Hoy está por comenzar un doctorado en en el instituto de tecnología de Georgia. Además, la NASA se interesó por sus estudios e ideas y lo contrató. Trabaja en Houston para la agencia aeronáutica estadounidense y sus investigaciones han sido publicadas en revistas científicas. “Ahora estoy estudiando la evolución de superficies en planetas y lunas del universo que no tienen una atmósfera, que no tienen aire, así como la tierra”, explica Antonio.

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El joven sueña con tener su propia empresa de investigación aeroespacial. Con 25 años ha logrado, junto a su madre, derribar duros obstáculos.

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