“Muchos piensan que el Quini es puro azar, pero hay una lógica matemática detrás de las repeticiones, los saltos y las secuencias”, explicó un experto en estadísticas consultado por El Litoral.
Los grandes ganadores suelen combinar números altos y bajos, evitan los patrones lineales en el cartón y dividen su apuesta en dos o tres combinaciones distintas. De esa forma, aumentan las probabilidades de que alguna entre en el rango ganador.
En los últimos meses, se conocieron historias que alimentaron la fiebre por el Quini. Un empleado metalúrgico de Córdoba que se convirtió en millonario con una apuesta de apenas 300 pesos; un grupo de maestras de Santa Fe que se llevaron más de 1.000 millones con una jugada compartida; y un matrimonio mendocino que jugaba los mismos seis números hace 15 años.
Todos coinciden en algo: la perseverancia fue clave. Ninguno apostó una sola vez y ganó; jugaron, fallaron, insistieron… hasta que llegó el día.