image.png
Una mano tocando una grieta con curiosidad y miedo, símbolo de ese momento en que te animás a mirar lo que antes no querías ver. Foto: Internet/Significado de los sueños.
¿Reparar o dejar que se termine de romper?
Una pregunta clave. En el sueño, quizás tratás de tapar la grieta, pintarla, disimularla. O tal vez te da miedo que se haga más grande. Esa actitud también dice mucho de vos. ¿Estás intentando mantener todo en pie aunque ya no tenga sentido? ¿O te estás preparando, aunque sea en secreto, para derrumbar y empezar de nuevo?
Porque hay momentos en que las estructuras tienen que romperse. Aunque duela. Aunque dé miedo. Y soñar con grietas puede ser una forma de anticipar ese proceso, de prepararte para lo que viene después de soltar.
¿Y si la grieta viene de antes?
Hay grietas que no se hacen de un día para el otro. Que vienen creciendo en silencio, igual que ciertas emociones que no nos permitimos sentir. La bronca que tragás, la tristeza que escondés, la sensación de estar desbordado. Todo eso, cuando no encuentra salida, empieza a buscar una fisura. Y en los sueños, a veces la encuentra en una pared que habla más de vos que cualquier espejo.
Ver una grieta en un lugar conocido —la casa de tu infancia, tu cuarto actual, una oficina— no es casual. Tiene que ver con cómo viviste (o vivís) ahí. Qué pasó en ese espacio. Qué partes tuyas quedaron marcadas.
Las grietas también dejan entrar luz
Aunque parezca contradictorio, a veces una grieta no es solo ruptura. Es posibilidad. Es espacio. Es aire. Porque por esas rajaduras puede entrar algo nuevo. Un pensamiento distinto. Una emoción que habías negado. Un vínculo que viene a sanar.
Y si en el sueño no hacés nada con la grieta, si simplemente la observás… quizás sea porque todavía estás procesando. Porque no hace falta correr a arreglar todo. A veces, mirar de frente lo que se rompe ya es un acto de valentía.