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Clay Jenkins, juez del condado de Dallas
Señala el juez Jenkins: «Su hijo no se conectará a un ventilador. Su hijo será atendido en Temple o en Oklahoma City o en cualquier lugar donde podamos encontrarle una cama, pero no recibirá una aquí a menos que se despeje».
Jenkins ejecutó una orden expresa para obligar a todos los niños a utilizar el barbijo en las escuelas, las empresas, y cualquier lugar cerrado; esto en pugna con la orden del gobernador Greg Abbot, que prohibía mandatos del estilo.
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Mientras tanto, alrededor de 400 alumnos fueron puestos en cuarentena. En el distrito escolar de Palm Beach, Florida, iniciaron las clases, pero apenas pasaron dos días para que los casos alzaran sobremanera, por lo cual fue tomada la medida. Si bien la mayoría de los alumnos y alumnas no contrajeron el virus, se estima que todos estuvieron en contacto estrecho con un COVID-19 positivo.
Los niños siguen esperando en las puertas de los hospitales, los padres gritando por ayuda, y los médicos no dan abasto. Como dijo Jenkins, cuando mueran los niños internados, podrán ingresar los otros, ¿así continuará el círculo?, ¿o acaso se logrará un control hacia el descenso de los casos?