A partir de ahí, comienza un juego narrativo entre presente y pasado, entre lo que Mie cree recordar y lo que realmente ocurrió. Cada episodio añade una pieza, pero también genera nuevas dudas. La tensión crece de forma progresiva, hasta llegar a un desenlace que no deja a nadie indiferente.
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Solo nueve capítulos, ningún desperdicio
Uno de los grandes aciertos de Tabula Rasa es su estructura: una única temporada con nueve episodios de 50 minutos. En una época donde muchas series se extienden sin razón, esta apuesta por lo breve es refrescante. Todo está pensado para contar una historia cerrada, sin relleno, y eso se nota.
Como bien apunta Mauro Tundis en su reseña: “Mejor que quede así. No hace falta otra temporada”. La decisión de no prolongar innecesariamente la trama potencia su efecto. Cada capítulo tiene una función narrativa clara y cada giro sorprende sin forzar el misterio.
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El verdadero terror está en la mente
Aunque no se trata de una serie de terror clásico, Tabula Rasa juega con el miedo desde un enfoque psicológico. Aquí no hay monstruos, ni sobresaltos exagerados. El miedo nace de lo cotidiano: de no saber en quién confiar, de dudar de uno mismo, de vivir atrapado entre recuerdos incompletos y sospechas que no se pueden confirmar.
“La tensión es el verdadero terror”, dice Tundis en su video. Y tiene razón. La ambientación, con sus pasillos oscuros, habitaciones cerradas y una iluminación tenue, crea una atmósfera opresiva que acompaña la confusión de Mie. Esa ambientación es clave para que el espectador también se sienta desorientado, atrapado en un rompecabezas que parece no tener salida.
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Actuaciones potentes sin necesidad de estrellas
Otro punto fuerte de la serie es su elenco. Al tratarse de una producción belga, la mayoría de los actores no son conocidos para el público hispanohablante. Eso juega a favor: permite una inmersión total sin ideas preconcebidas. Veerle Baetens brilla en su rol protagónico, ofreciendo una actuación cargada de matices, angustia y verdad.
A su lado, Stijn Van Opstal interpreta a Benoit D’Haeze, su esposo, y Jeroen Perceval a Thomas De Geest, ambos piezas clave en la vida de Mie. También destacan Natali Broods como la doctora Mommaerts, Cécile Enthoven como Romy (la hija de Mie), y Peter Van den Begin como Vronsky. No hay personajes de relleno: cada uno cumple una función clara en la historia o en la evolución de la protagonista.
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Un final que lo explica todo
A lo largo de la serie, es normal que el espectador se sienta perdido. Tabula Rasa no entrega respuestas fáciles. Exige atención, paciencia y conexión emocional. Pero todo tiene sentido. No hay cabos sueltos ni misterios sin resolver. Lo que parecía un caos narrativo, al final encaja con precisión.
Ese cierre, tan sorprendente como coherente, es quizás uno de los mejores argumentos para ver la serie. Mientras otras ficciones terminan en anticlimax o se reservan secretos para futuras temporadas, Tabula Rasa opta por la honestidad narrativa. Y eso se agradece.
Ficha técnica de Tabula Rasa
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Título original: Tabula Rasa
Creadoras: Malin-Sarah Gozin, Veerle Baetens
Estreno: 29 de octubre de 2017
País: Bélgica
Género: Thriller psicológico, drama, misterio
Temporada: 1
Episodios: 9
Reparto principal:
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Veerle Baetens como Annemie “Mie” D’Haeze
Stijn Van Opstal como Benoit D’Haeze
Jeroen Perceval como Thomas De Geest
Gen Bervoets como inspector Jacques Wolkers
Natali Broods como doctora Mommaerts
Cécile Enthoven como Romy D’Haeze
Ruth Beeckmans como Karen
Hilde Van Mieghem como Rita
Peter Van den Begin como Vronsky
Cinco razones para ver Tabula Rasa ya:
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Porque tiene un guion que no subestima al espectador.
Porque propone un tipo de terror más sutil e inteligente.
Porque sus giros narrativos te dejan sin aliento.
Porque cierra su historia con precisión y valentía.
Porque es una joya europea que demuestra que hay vida más allá de Hollywood.