Los días lluviosos o con clima frío pueden convertirse en un verdadero desafío a la hora de secar la ropa. Lo que normalmente se seca en pocas horas al aire libre, dentro de la casa puede tardar todo el día o incluso más. Esta situación no solo retrasa el uso de las prendas, sino que también genera un problema común: ese olor a humedad que se impregna en camisetas, pantalones o toallas y que puede ser difícil de eliminar, incluso tras un nuevo lavado.