Dos semanas atrás, un filicidio sacudió al partido bonaerense de Lomas de Zamora. Alejandro Rufo, de 52 años, asesinó a cuchilladas a su hijo Joaquín (8) y luego intentó quitarse la vida, lo que obligó a que quedara internado.
La madre del niño, Natalia Ciak, reveló cómo fueron las últimas horas antes del crimen y describió el vínculo con su expareja, a quien definió como un hombre “narcisista” y violento.
Dos semanas atrás, un filicidio sacudió al partido bonaerense de Lomas de Zamora. Alejandro Rufo, de 52 años, asesinó a cuchilladas a su hijo Joaquín (8) y luego intentó quitarse la vida, lo que obligó a que quedara internado.
En las últimas horas, la madre del niño, Natalia Ciak, habló públicamente sobre lo ocurrido y dio detalles de su vínculo con el agresor. “Tengo flashes de ese día. Nos estábamos separando. No era algo que él aceptara. Habíamos empezado terapia hacía un mes y medio”, contó a la revista Para Ti.
Definió a Rufo como un hombre “narcisista”, aunque reconoció que nunca imaginó que pudiera llegar a un extremo semejante. “No tenía ninguna señal, más allá de la violencia verbal hacia mí y de su nerviosismo permanente”, explicó.
Ciak relató que aquella mañana comenzó como cualquier otra. Su pareja la acompañó hasta la combi que la llevaba a trabajar, pero hubo un detalle que le llamó la atención: “Mientras yo esté en esta casa, la cortesía nunca va a faltar”, le dijo.
A diferencia de otras veces, Rufo no le envió la foto del niño antes de ir al colegio. En su lugar, recibió “una catarata de insultos”. Esas actitudes le hicieron sospechar que algo estaba mal, la mujer llamó a la escuela de Joaquín y le confirmaron que el chico no había asistido. Cuando lo consultó, Rufo respondió: “Está durmiendo, quedate tranquila. Hoy yo no voy a trabajar”.
Natalia insistió en que su hijo debía ir a clases y recibió una respuesta que la heló: “Yo con él hago lo que quiero”. Minutos después, al no lograr comunicarse de nuevo, decidió volver a su casa y en el camino pidió ayuda al 911.
Al ingresar a la vivienda de la calle Díaz Vélez 192, se encontró con una escena desgarradora. “Me encontré con lo que nunca en la vida pensé que iba a ver. Lo vi acostado en la cama con la almohada en la cabeza. Lo que vi ya no era Joaquín. Salí a los gritos”, recordó.
Desde ese momento no volvió a tener contacto con Rufo ni pretende hacerlo. “De eso se encargará mi abogado y la Justicia”, afirmó. Y agregó: “Últimamente tenía miedo, pero por mí. Él me decía: ‘Vos me tenés miedo, si yo no mato ni una mosca’”.