La devoción llegó al continente americano con los primeros misioneros mercedarios, franciscanos y jesuitas. En Buenos Aires se construyó un templo en honor a la Virgen en 1604, consolidando su presencia en la vida espiritual y cultural de la ciudad.
Manuel Belgrano y la Virgen de la Merced
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Manuel Belgrano, destacado militar y prócer de la independencia argentina, lideró el Ejército del Norte en las primeras campañas contra los realistas para liberar el territorio del dominio español. Hijo de familia devota, combinó su fe católica con un fuerte compromiso patriótico, desarrollando una especial devoción a la Virgen de las Mercedes, considerada protectora de quienes enfrentaban situaciones de riesgo. Esta fe fue un guía y amparo constante en los momentos decisivos de la guerra.
Tras el éxodo jujeño, Belgrano se encontraba en la región que hoy corresponde a Tucumán, organizando a sus tropas y coordinando a los pobladores locales ante el avance de las fuerzas españolas al mando de Pío Tristán, superiores en número y equipamiento. Coincidiendo con la novena de la Virgen de la Merced, los devotos locales rezaban por la protección del Ejército. La noche previa al enfrentamiento del 24 de septiembre, Belgrano se arrodilló frente a la imagen de la Virgen, pidió su amparo y envió a los pobladores a crear ruido en los montes cercanos para intimidar al enemigo. Además, redactó una carta al gobierno informando que había encomendado la suerte del Ejército a la Virgen y confiaba en que Ella guiaría la victoria.
El combate tuvo lugar en el Campo de las Carreras (actual Colegio Sagrado Corazón y Plaza Belgrano). La valentía de las tropas patriotas, combinada con el desconcierto del enemigo provocado por un viento con tierra y langostas, permitió la victoria. Belgrano destacó en su parte al gobierno que el triunfo se había alcanzado bajo la protección de Nuestra Señora de las Mercedes.
Como no se pudo celebrar ese día, la Misa se realizó el 28 de octubre de 1812, presidida por Belgrano, seguida de una procesión al Campo de las Carreras. Allí entregó su bastón de mando a la Virgen, nombrándola Generala del Ejército. Las religiosas de Buenos Aires enviaron cuatro mil escapularios de la Virgen de la Merced para las tropas, que fueron colocados sobre los uniformes de oficiales y soldados.
En la batalla de Salta del 20 de febrero de 1813, Belgrano recordó a sus tropas la protección de María Santísima y les exhortó a confiar en Ella. Tras la victoria, de las cinco banderas tomadas al enemigo, destinó una a la Virgen de las Mercedes de Tucumán, dos a la Virgen de Luján y dos a la Catedral de Buenos Aires.
Oración a Nuestra Señora de la Merced para pedir su protección
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Según ACI, agencia católica de noticias que cubre información religiosa a nivel mundial, esta es la oración recomendada para pedir la protección de la Virgen de la Merced:
“María, Merced de Dios, regalo de Cristo a los hombres. La Trinidad Santa te envió, mensajera de libertad y misericordia, para, por medio de Pedro Nolasco, mostrarnos tu protección, mediación y ternura. Madre de la Merced, enséñanos a valorar nuestra fe, a amar con caridad y a ser portadores de paz. Que tus besos disuelvan la violencia y transformen el mundo en un hogar. Bendice esta ciudad que te proclama patrona y madre. Amén.”
Oración por la protección de la patria
“A ti recurrimos, oh Virgen Generala de nuestros Ejércitos, para implorar tu maternal protección sobre la Patria Argentina. Recuerda el altar donde se glorificó a Jesús Eucarístico, la bandera que se izó ante tu divino Hijo y los colores nacionales sobre tu pecho como Generala del Ejército. Protege nuestra nación y permite que sus pueblos la honren. ¡Tú eres la gloria de nuestra Patria, la honra de nuestro pueblo y la Generala de nuestro Ejército!”