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¿Cuánto es 24 ÷ 6 x 3 + (10 - 10)? La cuenta matemática que pone a prueba a los genios

Una cuenta que, a primera vista, parece inocua —y que sin embargo sirve como termómetro de la comprensión matemática básica— vuelve a poner en debate algo que muchos recuerdan de la escuela pero pocos practican con rigor: el orden correcto para resolver operaciones. El ejemplo no necesita grandes números ni fórmulas impresionantes: 24 ÷ 6 × 3 + (10 − 10). Y aun así, la manera en que se aborda define si se llega al resultado correcto o si la intuición nos traiciona.

Redacción A24
por Redacción A24 |
¿Cuánto es 24 ÷ 6 x 3 + (10 - 10)? La cuenta matemática que pone a prueba a los genios

Una cuenta que, a primera vista, parece inocua —y que sin embargo sirve como termómetro de la comprensión matemática básica— vuelve a poner en debate algo que muchos recuerdan de la escuela pero pocos practican con rigor: el orden correcto para resolver operaciones. El ejemplo no necesita grandes números ni fórmulas impresionantes: 24 ÷ 6 × 3 + (10 − 10). Y aun así, la manera en que se aborda define si se llega al resultado correcto o si la intuición nos traiciona.

El caso: una operación pequeña, muchas lecciones

La expresión propuesta combina cuatro elementos que suelen aparecer en los ejercicios elementales: división, multiplicación, suma y paréntesis. La presencia del paréntesis normalmente actúa como guía: todo lo que está dentro debe resolverse primero. Pero fuera del paréntesis surge la verdadera prueba: ¿qué se hace antes, dividir o multiplicar? ¿y la suma dónde queda?

En términos concretos, la secuencia correcta para llegar al resultado es la siguiente: primero se resuelve el contenido del paréntesis, luego se realizan las divisiones y multiplicaciones siguiendo la regla de izquierda a derecha, y por último las sumas y restas. Aplicado a nuestro ejemplo, eso lleva al resultado final: 12. Más abajo ofrecemos la resolución paso a paso, pero antes conviene detenerse en por qué este ejemplo funciona como un espejo pedagógico.

La trampa de la memoria: mnemotecnia vs. comprensión

Muchas personas aprenden en la escuela acrónimos como PEMDAS o BODMAS para recordar el orden de operaciones (paréntesis/exponentes, multiplicación y división, suma y resta). Estos recursos mnemotécnicos son útiles, pero a veces inducen a errores cuando se interpretan de forma rígida. Un malentendido común es suponer que la multiplicación siempre va antes que la división, cuando en realidad multiplicación y división tienen la misma prioridad: se resuelven según aparecen, de izquierda a derecha. Lo mismo aplica a suma y resta.

Ese matiz —sencillo en apariencia— es el que provoca confusiones en ejercicios como el que nos ocupa. En la era de los puzzles virales y los posts que desafían la rapidez mental, este tipo de expresiones se convierten en trampas virales: quien recuerda “la M antes que la D” puede apresurarse a multiplicar y obtener un resultado distinto, y eso alimenta debates en redes que muchas veces parten de una mala lectura de la regla.

La aritmética como prueba social: por qué nos interesa

No se trata solo de “tener la respuesta correcta”. Ejercicios simples como este muestran cómo funciona la alfabetización matemática en la vida cotidiana: desde calcular un descuento hasta entender una factura. Cuando una regla básica se malinterpreta, las consecuencias van más allá del aula: generan desconfianza hacia la propia capacidad, aumentan la ansiedad en exámenes y fomentan la difusión de errores que otros replican sin verificar.

Además, estas pequeñas “pruebas” divulgan un fenómeno humano más amplio: preferimos atajos mnemotécnicos, pero sin los criterios que los sostienen terminan siendo trampas. La solución pasa por recuperar la práctica deliberada: repasar reglas, hacer ejercicios variados y, sobre todo, entender el porqué detrás de cada paso.

Cómo enseñarlo (y aprenderlo) para que no vuelva a fallar

Para que la regla no quede en un refrán vacío, hay técnicas de enseñanza simples y efectivas:

  • Visualizar la operación: reescribir la expresión en una línea y subrayar las operaciones en el orden en que deben realizarse.

  • Resolver en columnas: para niños, convertir la expresión en pasos numerados ayuda a seguir la secuencia sin saltos.

  • Usar ejemplos pares: proponer ejercicios en los que multiplicación y división aparezcan en distinto orden y compararlos para que el patrón emerja por observación.

  • Juegos de velocidad con explicación: desafiar con varias expresiones y pedir no solo la respuesta sino que expliquen el orden seguido.

  • Errores intencionales: proponer resultados incorrectos y pedir que los detecten y justifiquen la corrección; esto fortalece el pensamiento crítico.

Estas prácticas ayudan a que el mnemónico deje de ser la regla y pase a ser una guía acompañada por criterio.

Resolución paso a paso: transparente y sin atajos

Presentamos la solución como un instructivo claro, para que cualquiera pueda comprobarla:

Expresión original:

24 ÷ 6 × 3 + (10 − 10)

Paso 1 — Resolver el paréntesis:

Dentro del paréntesis está la operación 10 − 10, cuyo resultado es 0.

La expresión queda entonces: 24 ÷ 6 × 3 + 0.

Paso 2 — Divisiones y multiplicaciones (misma prioridad, izquierda a derecha):

  • Primero se realiza 24 ÷ 6 = 4 (porque al leer de izquierda a derecha, la división aparece antes que la multiplicación).

  • Luego se hace 4 × 3 = 12.

Paso 3 — Suma/resta final:

Queda por sumar el + 0, que no altera el resultado: 12 + 0 = 12.

Resultado final: 12.

Es importante remarcar que si alguien hiciera la multiplicación antes sin observar el orden de lectura, podría caer en un error. La clave es la regla de izquierda a derecha cuando las operaciones tienen la misma prioridad.

Errores frecuentes y cómo identificarlos

Entre los equívocos más habituales se encuentran:

  • Aplicar multiplicación antes que división por memoria ciega. Esto cambia la secuencia y puede dar un número distinto.

  • Ignorar los paréntesis o resolverlos mal. El paréntesis aquí simplifica la cuenta (da 0), pero en otras expresiones puede contener operaciones más complejas que obligan a detenerse.

  • Confundir prioridad con jerarquía absoluta. Multiplicación y división comparten jerarquía; lo mismo sucede con suma y resta.

Identificar estos errores es simple si se adopta la costumbre de anotar los pasos. No es trampa: es método.

Más allá del ejercicio: la alfabetización numérica en la vida diaria

Entender cómo resolver correctamente una expresión es una habilidad que tiene aplicaciones prácticas. En el supermercado, al comparar precios y descuentos, en la cocina al calcular proporciones o en la oficina al revisar reportes simples: la aritmética básica es una herramienta de ciudadanía. Además, la confianza en el propio cálculo reduce la dependencia inmediata de una calculadora y permite detectar cuando una cifra “suena rara”.

También hay un componente emocional: resolver con seguridad ejercicios de este tipo disminuye la ansiedad matemática, un fenómeno real que afecta el rendimiento académico y profesional de muchas personas. Por eso es valioso convertir prácticas puntuales en hábitos.

La voz que conviene escuchar: práctica con propósito

Si tomamos la operación 24 ÷ 6 × 3 + (10 − 10) como una cápsula pedagógica, su utilidad no está en la dificultad del cálculo sino en lo que permite practicar: lectura atenta, orden de operaciones, verificación de resultados y explicación del procedimiento. Enseñar a un alumno a explicar por qué llegó a “12” es tan importante como que llegue al número.

Para quienes enseñan o revisan tareas, la recomendación es exigir justificaciones breves: no solo “12”, sino “porque primero resolví el paréntesis, luego la división, luego la multiplicación y finalmente la suma”. Ese hábito de verbalizar el proceso transforma respuestas mecánicas en comprensión activa.

Cierre: una operación pequeña, una gran lección

En la era de los desafíos virales y los tests rápidos, puede parecer trivial detenerse en una suma y una multiplicación. Pero la verdadera ganancia está en convertir lo pequeño en una lección sobre cómo pensamos. La expresión que presentamos no es un problema digno de un concurso matemático; es una herramienta simple, clara y poderosa para recordar una verdad esencial: las reglas existen para evitar confusiones, y entender por qué son así nos hace mejores usuarios de los números.

Resultado final (para llevar en la memoria): 12.

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