El nombre de la editorial fue elegido por Divinsky en homenaje a una amiga de la infancia llamada Flor. Años después, reconocería que ese gesto fue también una declaración de principios: “Flor era libre, generosa y un poco rebelde. Así queríamos que fuera nuestra editorial”.
Desde sus inicios, Ediciones de la Flor apostó por el humor gráfico, la historieta y el pensamiento crítico, y se convirtió rápidamente en un sello de culto. El primer gran salto llegó cuando Daniel decidió publicar Mafalda, de Quino, en un formato de libro. Fue un antes y un después.
“Nos conocimos con Quino en una cena y nos caímos bien. Al tiempo, me trajo los originales de Mafalda y ahí empezó todo”, recordaba Divinsky. El primer tomo vendió miles de ejemplares y marcó el inicio de una relación profesional y afectiva que duró más de cinco décadas.
A lo largo de los años, el catálogo de la editorial creció con autores como Fontanarrosa, Caloi, Rep, Liniers, Crist, Maitena y otros grandes del humor y la historieta argentina, siempre con una política editorial basada en el respeto absoluto por la obra del autor.
Ediciones de la Flor no solo publicó libros: construyó una identidad cultural. Y Daniel Divinsky fue su motor, su memoria y su guardián. Una voz editorial que se mantuvo independiente, aún en los años más difíciles.
Sin embargo, desde el 1° de julio de 2025, Ediciones de la Flor había dejado de publicar los libros de Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido mundialmente como Quino. Así lo había anunciado la propia editorial, que había sido durante más de cinco décadas la casa del genial humorista gráfico.
"Lamentamos que, por decisión de sus sobrinos herederos, no podamos continuar cuidando su obra como lo hemos hecho desde que nos eligió como su casa, hace más de medio siglo", había dicho el comunicado.
El exilio de Divinsky por un libro para chicos durante la Dictadura
Durante la última dictadura militar, Divinsky fue detenido por publicar un cuento infantil. El libro en cuestión se llamaba Cinco Dedos, un texto alemán sobre la solidaridad. Pero las autoridades interpretaron que era “subversivo”.
“Me llevaron preso por los cinco dedos. Decían que era una metáfora de la lucha armada. Era un libro para chicos”, recordó con ironía años después.
Tras ser liberado, se exilió en Venezuela con Kuki Miller, donde continuaron editando libros argentinos desde el exterior. Volvieron al país en 1983, con la democracia, y retomaron su proyecto con más fuerza que nunca.
La vez que cruzaron libros en el baúl
Una de las anécdotas más recordadas de Divinsky ocurrió cuando intentaron traer libros de Mafalda impresos en Uruguay, pero la Aduana argentina no los dejó pasar. “Tuvimos que esconder los libros en el baúl del auto y cruzar de a pocos. Quino tenía miedo de que nos detuvieran. Parecía una operación secreta”, contó entre risas.
Fue así, casi en la clandestinidad, como algunos de los primeros tomos de Mafalda circularon por librerías y kioscos argentinos.
El editor que fue extra de cine
Pocos lo saben, pero Divinsky tenía un hobby particular: participar como extra en películas argentinas. Apareció fugazmente en escenas de librerías o cafés en filmes de Eliseo Subiela y otros directores.
“Es un hobby inútil pero divertido. Como editor siempre estoy detrás de escena. En el cine quise hacer lo mismo… literalmente”, bromeaba.
Un catálogo para la historia
Además de Quino, Divinsky publicó a Fontanarrosa, Caloi, Liniers, Rep, Crist y muchos más. Ediciones de la Flor fue, desde sus inicios, un faro para el humor gráfico, la historieta y el pensamiento progresista.
Su catálogo marcó generaciones, y muchos artistas contaban con él no solo como editor, sino como consejero y amigo. Tenía un estilo particular: directo, agudo, pero siempre respetuoso con la obra de cada autor.
Divinsky fue también columnista, traductor y promotor de la libertad de expresión. En 2011 recibió el Premio Konex a la trayectoria editorial, y su figura era habitual en ferias del libro y eventos culturales.
Hasta sus últimos días, mantuvo activa su cuenta de X (ex Twitter), donde comentaba política, libros y actualidad con la misma ironía que lo caracterizaba en persona.
“El mejor homenaje a Daniel es seguir leyendo. Leer lo que él ayudó a publicar”, escribió un librero este jueves tras conocerse la noticia de su muerte.
La despedida de la cultura argentina
Divinsky
Adiós a Daniel Divinsky, el hombre que convirtió a Mafalda de Quino en una leyenda. (Foto: gentileza de Caras y Caretas, autor Alejandra López)
Daniel Divinsky deja una huella imborrable en la cultura argentina. Su legado no está solo en los libros que editó, sino en la forma en que defendió el humor, la inteligencia y la sensibilidad en tiempos oscuros.
Mafalda, la niña que detesta la sopa y cuestiona el mundo, no habría llegado a tantas manos sin él.