En otras palabras, quienes obtuvieron puntajes más altos en las pruebas cognitivas mostraron una inclinación por entornos visuales ordenados, armónicos y poco saturados, donde la serenidad favorece la concentración y el pensamiento analítico.
El azul grisáceo: un color con personalidad lógica
Uno de los hallazgos más interesantes fue la asociación del azul grisáceo con la introspección, la estabilidad emocional y la profundidad de pensamiento. Este color, que combina la serenidad del azul con la neutralidad del gris, sería especialmente apreciado por personas con una mente lógica, analítica y reflexiva.
Más allá de lo decorativo, este matiz se convierte en una herramienta psicológica: favorece la concentración, el estudio y la meditación, reduciendo la sobreestimulación visual y permitiendo un enfoque más profundo.
Mentes brillantes y entornos tranquilos
De acuerdo con el estudio, las personas con alto coeficiente intelectual no suelen buscar estímulos visuales excesivos. Prefieren espacios que acompañen su actividad mental con un equilibrio visual que no distraiga.
La psicología del color respalda esta observación: los tonos suaves generan un ambiente propicio para la reflexión, mientras que los colores brillantes y saturados tienden a activar la respuesta emocional y la expresividad.
El otro lado del espectro: los amantes de los colores vibrantes
Sin embargo, la investigación también reveló un perfil diferente: personas con personalidades abiertas y extrovertidas suelen inclinarse por tonos intensos y llamativos como el rojo escarlata, el fucsia o el amarillo vibrante.
Este grupo busca energía inmediata, estimulación sensorial y experiencias espontáneas, en contraposición a la serenidad preferida por quienes optan por tonos suaves.
Las autoras del estudio aclararon que este contraste no implica que quienes prefieren colores vivos sean menos inteligentes. Más bien, refleja diferentes enfoques para interactuar con la realidad:
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Los colores neutros y suaves favorecen la introspección y la calma.
Los colores intensos y saturados estimulan la emoción, el dinamismo y la expresividad.
Una preferencia, no una regla
Es importante remarcar que esta relación entre inteligencia y color no debe interpretarse como una norma rígida. Los gustos cromáticos están influenciados por múltiples factores, entre ellos la cultura, la educación, el estado emocional y experiencias personales pasadas.
Por eso, si alguien con alto coeficiente intelectual prefiere el rojo o el amarillo, no contradice la teoría; simplemente manifiesta un estilo distinto.
Psicología del color: un puente entre percepción y personalidad
La psicología del color estudia cómo las tonalidades afectan nuestras emociones, conductas y estados mentales. Aunque las interpretaciones varían culturalmente, en las sociedades occidentales se identificaron patrones generales.
Según el portal especializado Psicología y Mente, las personas más sensibles a su entorno suelen elegir colores que favorezcan su productividad mental y su estabilidad emocional. Esto coincide con el perfil descrito por el estudio coreano:
La ciencia detrás del gusto por ciertos colores
El vínculo entre preferencias cromáticas y rasgos de personalidad ha sido explorado en múltiples investigaciones. Los colores afectan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el nivel de alerta y el estado de ánimo. Por ejemplo:
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El rojo puede aumentar la atención y la energía, pero también generar estrés si se usa en exceso.
El azul reduce la tensión y fomenta la confianza.
El verde está asociado con equilibrio y renovación.
En el caso del azul grisáceo, la ciencia lo respalda como un color que regula la actividad mental, ayudando a mantener un ritmo constante sin picos de agitación.
Más allá de la estética
El estudio de Hanyang demuestra que la elección de un color no es únicamente estética, sino también funcional. Para quienes necesitan largos períodos de concentración, un entorno cromático suave es una herramienta invisible pero poderosa.
Por eso, los investigadores sugieren que las oficinas, bibliotecas y espacios de estudio adopten paletas suaves y neutras para optimizar el rendimiento cognitivo.
¿Qué significa esto para la vida cotidiana?
Más allá de los datos científicos, esta investigación nos invita a reflexionar sobre cómo los colores que elegimos en nuestra ropa, hogar u oficina pueden influir en nuestra forma de pensar y sentir.
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Si buscas más enfoque y tranquilidad, rodearte de tonos suaves podría ayudarte.
Si necesitas motivación y energía, quizá los colores vibrantes sean tus aliados.
En definitiva, la inteligencia no solo se mide en números, también se expresa en la forma en que moldeamos nuestro entorno. Y, según la ciencia, los colores son una de esas decisiones sutiles que revelan mucho más de lo que creemos.