Según trascendió, al momento de iniciarse el juicio ya acumulaba deudas millonarias y varios de sus negocios habían cerrado. Esa crisis económica fue mencionada en la causa, no solo por su impacto en la vida de sus hijos, sino también como contexto de las tensiones familiares previas a la separación.
En 2024, Julieta Prandi publicó su libro autobiográfico Yo tendría que estar muerta, donde relata en primera persona episodios de violencia y manipulación que sufrió. La obra se convirtió en una herramienta de visibilización de los abusos y en un testimonio directo de lo que vivió junto a Contardi.
Hoy, con la condena ya dictada, Claudio Contardi permanece en prisión, alejado de los emprendimientos que alguna vez encabezó. Su nombre queda asociado no solo a su pasado en la gastronomía, sino principalmente al proceso judicial que marcó un antes y un después en la vida de la modelo y sus hijos.