Para soportar tanto peso, su columna vertebral estaba compuesta por enormes vértebras interconectadas por un complejo sistema de músculos, tendones y ligamentos, que le permitía mantenerse erguido sobre sus patas traseras mientras caminaba o corría.
"Era una criatura de gran tamaño, con patas parecidas a un ñandú, que podía correr a sus presas. Tenía una dentadura impecable, con bordes acerrados. Manos con garras de hasta 40 centímetros de largo, lo que demuestra que el animal era un depredador y semejantes garras las tenía para despedazar a sus presas", detalló Novas.
A su vez, Maip debe su nombre a, por un lado, una palabra tehuelche que significa "entidad maligna", que suele "atacar por la noche y dejar muerte a su pasar, lo que se cree que hacía este espécimen en el Cretácico", dijo Mauro Aranciaga Rolando, primer autor del artículo y becario Conicet.