Pese al sostén mecánico, la salud de Alison volvió a deteriorarse. Una infección provocó una trombosis severa que obligó a amputarle una pierna. Ya con el corazón artificial funcionando, fue derivada de urgencia al Hospital Italiano de Buenos Aires, donde el equipo médico logró frenar la infección y, finalmente, realizar el trasplante que le salvó la vida.
El operativo para trasladarla desde Neuquén fue posible gracias a la solidaridad de vecinos del barrio Unión de Mayo, donde vive la familia Calfunao. Un video grabado por Gustavo Ancafil, presidente de la comisión vecinal, circuló rápidamente en redes sociales y motivó una campaña para costear el viaje y los tratamientos. La respuesta comunitaria fue inmediata.
La noticia esperada llegó el lunes 16 de junio cuando se consiguió un corazón compatible. La cirugía se realizó al día siguiente. Desde entonces, Alison se recupera en Buenos Aires, acompañada por sus familiares.
El pedido de Justicia de la familia
Mientras tanto, la familia exige respuestas. Hasta el momento, no recibieron explicaciones claras por parte del equipo médico que realizó la operación inicial. Por eso, la Fiscalía de Delitos contra las Personas de Neuquén ya tomó intervención y solicitó las historias clínicas a todos los centros médicos que atendieron a la joven.
El caso generó conmoción no solo por la gravedad del desenlace, sino también porque pone en debate la atención médica en procedimientos considerados “menores”.
Cómo es la intervención a la que se sometió Alison
La ligadura de trompas es una intervención simple que busca impedir embarazos de manera permanente. Se realiza con anestesia general o local, dura entre 30 y 60 minutos, y la recuperación suele completarse en 48 a 72 horas.
Puede realizarse mediante laparoscopía —introduciendo una cámara e instrumentos para bloquear las trompas de Falopio— o durante una cesárea, aprovechando la apertura quirúrgica ya existente. En ambos casos, se trata de una práctica extendida y con bajo nivel de riesgo cuando se lleva a cabo en condiciones adecuadas.
El Ministerio de Salud de la Nación sostiene que, tras una ligadura tubaria, la persona continúa ovulando y menstruando normalmente, sin cambios en la vida sexual. Por eso, lo ocurrido con Alison es considerado un caso extremo. Aunque muy poco frecuentes, estas complicaciones revelan la importancia de garantizar prácticas seguras, protocolos firmes y responsabilidad profesional en cada paso del sistema de salud.