Adicciones

La historia de Carolina, otra mamá que pide ayuda para su hijo adicto a las drogas tras el caso de Chano

Santiago tiene adicción a las drogas. La mujer pide que el Estado no lo trate como a un delincuente sino como una persona con una enfermedad. Está detenido desde hace dos semanas por presunta comercialización de estupefacientes aunque, según explica, en los allanamientos no encontraron indicios.
Luciana Arias
por Luciana Arias |
El día que sucedió lo de Chano empecé a recibir mensajes de amigos diciendo: Lo vi y me acordé mucho de vos

"El día que sucedió lo de Chano empecé a recibir mensajes de amigos diciendo: 'Lo vi y me acordé mucho de vos'", dice Carolina, mamá de Santiago, un joven de 19 años con adicción a las drogas. 

Santiago está detenido hace dos semanas acusado por presunta comercialización de estupefacientes. Carolina explica que

Santiago está detenido hace dos semanas acusado por presunta comercialización de estupefacientes. Carolina explica que, en los allanamientos, no se encontraron indicios. "Yo pido que no lo consideren un delincuente sino una persona enferma", dice Carolina.

La historia de Carolina, otra mamá que pide ayuda para su hijo adicto a las drogas tras el caso de Chano
Santi empezó a consumir cocaína a los 15 años. Desde los 12 fumaba marihuana

"Santi empezó a consumir cocaína a los 15 años. Desde los 12 fumaba marihuana", dice Carolina. "Al mismo tiempo a él lo quiere todo el mundo. Es un chico que da mucha ternura, necesita el cariño".

Desde hace dos semanas Santiago está alojado en Prefectura de Patagones

Desde hace dos semanas Santiago está alojado en Prefectura de Patagones, un espacio transitorio hasta que la Justicia defina sin lo enviarán a un penal o volverá a su domicilio con un apoyo.

La historia de Carolina, otra mamá que pide ayuda para su hijo adicto a las drogas tras el caso de Chano
Necesitamos un acompañante terapéutico constante

"Necesitamos un acompañante terapéutico constante, que estén en caso de una urgencia, que Salud Mental de Patagones intervenga porque, aunque Desarrollo Social hizo una articulación para eso, jamás me llamaron", dice la madre del joven.

El jueves 5 de agosto Carolina Fernández había ido a visitar a una amiga cuando a su celular entró una llamada. Una vecina le avisaba que la policía estaba en su vivienda, de Carmen de Patagones, la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires. Carolina es actriz y periodista. Además es productora de un programa de radio que hace desde su casa.

Mientras llegaba vio a lo lejos a los efectivos apostados con armas largas en la puerta. Entró y el lugar parecía otro. Habían revisado cada rincón. "Los policías tenían armado una oficina en mi living", cuenta la mujer a A24.com. Al mismo tiempo también allanaban la casa de su mamá, donde estaba viviendo su hijo Santiago, de 19 años, un joven con adicción a las drogas.

"Mi mamá entró en crisis. Llamó al 911. De ahí se llevaron hasta una licuadora con restos de espinaca. También mi celular y la computadora con los que trabajo. En los dos procedimientos no encontraron ni un porro, pero a nosotras nos trataron como si fuéramos cómplices de narcotráfico", dice Carolina. Según su relato, Santiago llegó después haber pasado el día cortando leña. La changa se la había ofrecido dos semanas antes el dueño de una chacra, un amigo de Carolina.

Todos los 'Chanos'

Cuando se llevaron detenido al joven, habían pasado 14 días desde la noche del 23 de julio, fecha en que el policía Facundo Nahuel Amendolara le disparó en el abdomen a otro Santiago, mucho más famoso. Según el relato de testigos, el músico Santiago "Chano" Moreno Charpentier habría intentado atacar al efectivo con una cuchilla en su casa de Exaltación de la Cruz en medio de un episodio de salud mental. Tras el hecho que investiga el fiscal Martín Zocca, de la Unidad Funcional de Instrucción 1 de Delitos Complejos de Zárate-Campana, a Chano le extirparon el bazo, un riñón y parte del páncreas.

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Mientras el músico estaba internado Marina, su madre, habló en la puerta del sanatorio Otamendi: “Solo pido que hagan algo por la Ley de Salud Mental porque estamos todos los padres de los enfermos de adiciones. La adicción es una enfermedad y nadie nos da respuestas. Las mamás de todos los 'Chanos' que sufren adicción que piden ayuda y no tienen respuesta”, dijo en referencia a la Ley 26.657.

"Ese día empecé a recibir mensajes de amigos diciendo: 'Vi lo de Chano y me acordé mucho de vos'. Yo no vi nada, por el dolor que me produce no puedo ni ver la cara de esa mamá", dice Carolina con la voz entrecortada. "Muchas veces sentí que Santi iba a aparecer muerto".

El camino de Santiago

Cuando Santiago tenía 8 años Carolina empezó a notar escenas que la preocupaban. Le vuelven a la memoria sus reacciones intempestivas, sus ataques de ira o los golpes que él mismo se daba. Según relata, ahí empezó su peregrinación por psicólogos y pediatras. La respuesta se repetía: se trataba de algo "conductual". Hasta que en un momento se empezó a escapar. Carolina llamaba a la policía para que lo buscaran, una y otra vez.

La mujer cuenta que el padre del joven estuvo muy ausente durante la crianza. "Empezó a pasar la cuota alimentaria hace dos años, a veces lo hace y otras no".

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"Santi empezó a consumir cocaína a los 15 años. Desde los 12 fumaba marihuana", dice Carolina. Al mismo tiempo tenía momentos de gran afecto. "A él lo quiere todo el mundo. Es un chico que da mucha ternura, necesita el cariño. Varias veces al día me dice que me ama. Tiene una parte muy amorosa, es inteligente. Pero la otra parte es muy destructiva".

Carolina no percibió lo que vivía Santi hasta que un día lo notó raro. "Tenía 16, le dije: 'vos tomaste algo'. Me lo contó porque debía mucha plata. Me dijo que en el pueblo lo iban a matar". Desde entonces empezaron a amenazarla: iban a la casa, donde vivía sola con Santi y su hija menor, que en ese momento tenía 4 años.

La familia juntaba dinero y el padre de Carolina se acercaba a pagarles. Así pasaron meses hasta que el peligro se le tornó insoportable. "Vinieron y me pusieron un revólver en el pecho, me dijeron que los mandaban a reventarme". Carolina hizo la denuncia y les pusieron custodia policial. "Terminé decidiendo que probara con un tratamiento ambulatorio en un espacio de Mar del Plata al fue con un amigo más grande que también quería salir de la droga".

Esa había sido la sugerencia, entre otros, del psiquiatra Carlos Názara, que en su informe de abril de 2019 menciona, que Santiago tiene rasgos psicóticos y además una "fascinación patologizada de actividades delictivas".

Los tratamientos

Carolina viajaba todas las semanas los más de 700 km que hay entre Carmen de Patagones y la ciudad balnearia para verlo. La última vez que lo hizo el amigo le contó que seguía consumiendo y que estaba cada vez peor. "Empezó a fumar crack, salía a robar para comprar". La psicóloga del lugar le sugirió que lo internaran. Lo mismo hicieron otros dos profesionales que ya trataban el caso en Viedma, ciudad rionegrina que forma parte de una misma Comarca junto a Patagones.

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Santiago está detenido hace dos semanas acusado por presunta comercialización de estupefacientes. Carolina explica que, en los allanamientos, no se encontraron indicios.

Santiago está detenido hace dos semanas acusado por presunta comercialización de estupefacientes. Carolina explica que, en los allanamientos, no se encontraron indicios. "Yo pido que no lo consideren un delincuente sino una persona enferma", dice Carolina.

Hasta entonces Santi, con 17 años, era menor de edad. "Armamos una internación compulsiva junto a una defensora oficial de Río Negro y con el apoyo de profesionales para poder medicarlo para el traslado. Tuvimos que engañarlo para traerlo al Hospital Zatti de Viedma".

El juez Leandro Oyola ordenó a la obra social OSECAC a que cubriera los gastos de la Fundación a donde lo llevaron en Pilar, provincia de Buenos Aires. "Cuando llegamos me dijeron que habíamos sido muy arriesgados por la cantidad de medicación que le dieron, podría haber sufrido consecuencias cardíacas serias", recuerda Carolina.

Santiago pasó casi un año en esa comunidad, donde cumplió los 18. Ahí reafirmaron el diagnóstico que había recibido. Pero hacia febrero de 2020 decidió no asistir más. Al ser mayor de edad Carolina ya no podía decidir sobre él. "Ahí salió y empezó a consumir muchísimo", dice Carolina. Por primera vez fue a vivir con su padre. Según relata la mujer fueron meses con intercambios violentos en plena cuarentena estricta.

¿Cómo siguió Santiago?

Su padre lo dejó en casa de una chica con la que salía, en Buenos Aires. "Empeñaba cosas para comprar cocaína y crack". En plena pandemia y sin otras chances Carolina buscó profesionales que empezaron a atenderlo de forma virtual. "En agosto me llamó diciendo que se iba a morir, que ya no daba más, que se había metido con gente pesada de La Boca".

El padre lo llevó a Patagones. Carolina se contactó con el jefe de Salud Mental del Hospital Zatti y le pidió que lo internaran. "Requería un tratamiento integral. Me respondió que, por la pandemia y el aislamiento no se podía acercar el psiquiatra. En el mismo lugar donde habíamos hecho una internación compulsiva me dijeron que sacara un turno. ¡Eso era imposible! ¡Tenía brotes! ¿Cómo llevás a un adicto en plena abstinencia de crack y cocaína al lugar donde fue antes engañado para poder internarlo?".

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Siguieron días de llamados al 911 y a ambulancias, intentos de suicidio, amenazas y tironeos a Carolina, agresiones con cuchillos. "Una vez llegó a tirarse al río. Yo tenía que cuidar a mi hija menor de esto". Tras uno de esos episodios en que la amenazó, Carolina hizo la denuncia en la Comisaría de la Mujer de Patagones. "Ahí menciono que hay riesgo de vida porque mi hijo está enfermo y que necesita del tratamiento".

La Justicia dispuso una medida perimetral para que Santiago no se acercara a la casa de su madre. Se fue a vivir con su abuela. Carolina iba a verlo a diario porque la medida no lo impedía. "Él subía fotos a las redes con un porro y decía que vendía. A veces acumulaba las pastillas de su medicación y también las subía. Posteaba haciéndose el narco por esa fascinación que tiene con el mundo delictual, que describen los psiquiatras en sus informes, por sus propios trastornos".

¿Qué respuestas dio el Estado?

Agotada, Carolina insistía con el tratamiento. "Pedía que hicieran algo más. Comenzó a ir al psiquiatra, yo creo que para drogarse con pastillas. Pero era solo una consulta cada 15 días. Se sumó un espacio terapéutico semanal ¿Esa es la forma con que cuenta el Estado para un caso tan extremo como este?", se pregunta.

En ese contexto Santiago se puso de novio. "Ella le daba algún marco. Me dijo que no la quería perder. Entonces se me ocurrió que hiciéramos un emprendimiento juntos. Sabía que nos iban a ayudar porque todos lo quieren, tiene una red de amor". Pensó en algo vinculado con lo manual, que también resultara terapéutico. Empezaron a hacer mates y distintos objetos en cerámica. "Él hacía las piezas y yo las pintaba. En esos meses estuvo mejor, se reencontró con mi otra hija, hasta empezó clases de canto".

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"Santi empezó a consumir cocaína a los 15 años. Desde los 12 fumaba marihuana", dice Carolina. "Al mismo tiempo a él lo quiere todo el mundo. Es un chico que da mucha ternura, necesita el cariño".

Pero en paralelo, el Santiago seguía posteando esas fotos que lo ponían en riesgo. "Yo sabía que, con lo que ganaba, se compraba marihuana. Vendió su notebook para consumir. Empeñó hasta la plancha de mi mamá. Cada tanto tenía recaídas con cocaína".

La defensora pública Ana Paretto presentó diversos pedidos al Juzgado de Paz de Patagones para un tratamiento integral donde la madre o la abuela no se expusieran a darle la medicación solas u obligarlo a ir a la psicóloga. "Necesitamos un acompañante terapéutico constante, que estén en caso de una urgencia, que Salud Mental de Patagones intervenga porque, aunque Desarrollo Social hizo una articulación para eso, jamás me llamaron". En simultáneo lo investigaban por comercialización de estupefacientes.

¿Persona con adicciones o delincuente?

Desde hace dos semanas, cuando allanaron las casas, Santiago está alojado en Prefectura de Patagones. Aunque allí tienen un buen trato con él, es un espacio transitorio hasta que la Justicia defina sin lo enviarán a un penal- donde estará lejos de tener un tratamiento- o volverá a su domicilio con un apoyo. "Eso es lo que pido yo, que no lo consideren un delincuente sino una persona enferma".

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"Necesitamos un acompañante terapéutico constante, que estén en caso de una urgencia, que Salud Mental de Patagones intervenga porque, aunque Desarrollo Social hizo una articulación para eso, jamás me llamaron", dice la madre del joven.

Su fascinación por lo marginal persiste junto a su desdoblamiento de la personalidad. "Me dice: 'te extraño, te amo, quiero ir a casa'. Y al rato: 'mami, mandame al penal que ahí tengo amigos". Carolina siente que esta detención rompió "con lo poquito que veníamos construyendo. Él estaba contento por cada día en que conseguía no tomar. Ese mismo Estado al que le pedí ayuda nos volvió a violentar".

Ahora Carolina espera que, con los resultados negativos de los allanamientos, la imputación contra su hijo quede trunca. Además necesita recuperar su teléfono y su computadora personal, que son sus herramientas de trabajo donde, entre otras, tiene información de sus investigaciones como periodista. Sin esos elementos sus ingresos se restringen. "Quiero poder transformar mi casa en un lugar de tratamiento integral a cargo del Estado. Que la jueza no trate a mi hijo como a un delincuente sino como a una persona enferma".

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