El objetivo del Movimiento de Mujeres Indígenas era culminar su recorrido de dos más de meses en la Plaza de Mayo, donde pensaban, además, celebrar una ceremonia tradicional y ofrendar las medicinas de los pueblos originarios.
“Nuestro objetivo era llegar a Buenos Aires, entrar caminando para llevar nuestra medicina a los espacios en donde emerge toda la contaminación y el dolor que nosotras padecemos. Creíamos que iba a ser otro contexto en el que se iba a dar nuestra entrada. Lamentablemente el anuncio del Gobierno -sobre el confinamiento estricto- nos obliga a caminar con la incertidumbre”, comentó Millán, que llegó desde la comunidad mapuche Pillan Mahuiza, en la localidad chubutense de Corcovado, a cien kilómetros de distancia de Esquel.
La travesía de las mujeres indígenas trajo desde la Patagonia y el Norte del país la consigna "Basta de terricidio", un concepto que esperan que los organismos internacionales defensores de los derechos humanos adopten como un delito cuya vigencia para quienes lo cometan sean imprescriptible.
En las rutas a Buenos Aires organizaron asambleas, ceremonias y reuniones con otras comunidades originarias.
“La minería, los monocultivos, el petróleo provoca todo lo que llamamos cambio climático y está reflejado en el cuerpo de las mujeres, que, por ejemplo, tienen que caminar varios kilómetros todos los días para llenar un balde con agua. Los territorios están severamente afectados”, comentó la líder mapuche.
Esa falta de agua se volvió todavía más grave con la pandemia de coronavirus y la necesidad de garantizar las medidas de higiene para evitar los contagios. La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) relevó en un informe más de 20 casos en todo el país en los que las comunidades indígenas sufrieron desproporcionadamente los efectos de la pandemia y sus medidas.
“La pandemia de Covid-19, junto con las medidas de aislamiento, social, preventivo y obligatorio dispuestas para evitar su avance, han profundizado la situación de vulnerabilidad, discriminación y afectación de los derechos de muchas comunidades indígenas en todo el país”, indicó el documento.
Entre las situaciones observadas Amnistía Internacional destacó “las limitaciones para poder trasladarse y trabajar” devenidas del aislamiento, “el difícil acceso al agua segura y la ausencia de condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas, las dificultades para acceder a beneficios sociales, el avance sobre sus territorios ancestrales de manos de privados o de la fuerza pública, la discriminación, segregación y la proliferación de situaciones de uso abusivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad”.
Los pueblos indígenas, consideró la organización humanitaria, son discriminados y obligados a salir de sus territorios para poder subsistir. Además, “en muchos casos viven en situaciones de extrema vulnerabilidad económica y social”, sostuvo.
“Una forma de eliminar nuestra tierra es el avasallamiento sobre nuestras comunidades. La vida está siendo insostenible, por eso nosotras, desde el sector más humilde del país, salimos a caminar para que con el terricidio se amplíe el campo de derecho de los pueblos del mundo. Tenemos que revertir esta impunidad. Ese fue nuestro faro en la caminata”, afirmó Millán.