TURISMO

Ni Carlos Keen ni Tomás Jofré: el pueblo con lechones a la cruz y calles arboladas a 3 horas de Buenos Aires

En tiempos donde el ruido urbano y la rutina parecen absorber cada instante, encontrar un espacio para desconectar se convierte en una necesidad vital. Aunque muchos asocian el descanso con destinos lejanos, lo cierto es que a veces basta con mirar más cerca.

Redacción A24
por Redacción A24 |
Ni Carlos Keen ni Tomás Jofré: el pueblo con lechones a la cruz y calles arboladas a 3 horas de Buenos Aires

En tiempos donde el ruido urbano y la rutina parecen absorber cada instante, encontrar un espacio para desconectar se convierte en una necesidad vital. Aunque muchos asocian el descanso con destinos lejanos, lo cierto es que a veces basta con mirar más cerca. En el corazón de la provincia de Buenos Aires, a apenas 230 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, Villa Pardo surge como un remanso de paz y naturaleza.

Este pequeño pueblo del partido de Las Flores no es simplemente un lugar de escapada: es un viaje hacia otra dimensión del tiempo, donde la vida transcurre sin apuros y la naturaleza dicta el ritmo.

Villa Pardo fue fundado en 1870 y conoció su época dorada entre 1945 y 1955, cuando llegó a contar con 3.500 habitantes. Hoy, con menos de 200 vecinos, el pueblo conserva intacta la esencia de las comunidades rurales bonaerenses: un lugar donde todos se conocen, las puertas suelen estar abiertas y la tranquilidad es una norma no escrita.

A pesar de la disminución poblacional, el pueblo logró reinventarse como un destino turístico alternativo. Su atractivo no solo radica en la calma de sus calles arboladas o en la calidez de su gente, sino también en su fuerte conexión con la literatura argentina.

El refugio de Bioy Casares en la llanura bonaerense

Lo que hace único a Villa Pardo es que fue, durante años, el refugio del escritor Adolfo Bioy Casares, uno de los grandes nombres de la literatura argentina. Bioy encontraba en este rincón bonaerense la inspiración que necesitaba para crear mundos fantásticos.

Para el autor, Villa Pardo era “uno de los lugares más bellos del mundo”. Y sus palabras no son exageradas: basta caminar por los caminos de tierra, observar las galerías arboladas y perderse en los campos silvestres para entender esa fascinación.

La antigua casa de Bioy, hoy conocida como Casa Bioy, funciona como hotel boutique y museo. En su interior, los visitantes pueden recorrer estancias que conservan mobiliario de época, fotografías y objetos personales del escritor. Es un sitio donde la historia literaria se combina con la experiencia turística, ofreciendo al visitante un viaje que trasciende lo geográfico para adentrarse en lo cultural.

Pero Villa Pardo no es solo literatura. La naturaleza ocupa un rol protagónico en su propuesta turística. Los cielos estrellados, la quietud de los campos y la abundancia de flora autóctona convierten a este pueblo en un destino ideal para quienes buscan reconectar con lo esencial.

El pueblo impulsa un turismo rural comunitario y sostenible, que pone en valor la vida de campo y fomenta la interacción respetuosa con el medioambiente. En este marco, se desarrollan actividades que van desde caminatas guiadas hasta recorridos en bicicleta, pasando por experiencias de agroturismo en pequeños emprendimientos locales.

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Patrimonio cultural y espacios de encuentro

Villa Pardo conserva vestigios de su historia en cada rincón. Los viejos almacenes de ramos generales son parte del paisaje típico, lugares donde aún se respira un aire de época. A ellos se suma un complejo de permacultura, que apuesta a un estilo de vida sustentable y a la enseñanza de prácticas agroecológicas.

Otro símbolo es la capilla Nuestra Señora del Socorro, que fue reconvertida en un espacio cultural abierto a la comunidad. Allí se realizan actividades educativas, muestras artísticas y encuentros que fortalecen el tejido social del pueblo.

Este tipo de iniciativas no solo preservan la identidad local, sino que también ofrecen a los visitantes una experiencia inmersiva en la vida comunitaria.

En Villa Pardo, la hospitalidad no es un eslogan turístico: es parte de la identidad del pueblo. Los visitantes que llegan hasta allí suelen destacar la amabilidad con la que son recibidos. Caminar por las calles sin apuro, sentarse a conversar en una vereda o compartir un mate con los vecinos se convierte en una experiencia tan valiosa como cualquier excursión organizada.

El tiempo parece fluir de otra manera. No hay bocinas, no hay semáforos ni apuros: lo que predomina es la sensación de calma, un lujo difícil de encontrar en la vida urbana.

La Fiesta del Lechón: identidad y tradición

Uno de los eventos más esperados del año en Villa Pardo es la Fiesta del Lechón, una celebración que convoca tanto a vecinos como a visitantes. Allí, la gastronomía se convierte en protagonista con la preparación de lechones al asador, elaborados con recetas transmitidas de generación en generación.

La fiesta no solo es un atractivo culinario. Incluye actividades recreativas, música en vivo y ferias de productores locales. Se trata de un evento que refuerza la identidad cultural del pueblo y promueve la producción artesanal de alimentos, fortaleciendo la economía local y la integración comunitaria.

Cómo llegar a Villa Pardo desde Buenos Aires

El acceso es sencillo. Para llegar desde la Ciudad de Buenos Aires, hay que tomar la Ruta Nacional 3 hasta el kilómetro 223, donde se encuentra la entrada a Villa Pardo. Desde allí, restan solo 2,5 kilómetros de asfalto hasta el casco urbano.

El viaje en auto dura alrededor de tres horas y atraviesa paisajes rurales típicos de la provincia, lo que convierte al recorrido en parte de la experiencia. Muchos visitantes aprovechan el trayecto para detenerse en pequeños pueblos cercanos, sumando valor a la escapada.

La aparición de destinos como Villa Pardo responde a una tendencia cada vez más instalada: el turismo de cercanía. Frente a la vorágine de los viajes largos y los destinos masivos, cada vez más personas optan por descubrir lugares a pocas horas de distancia.

En este sentido, Villa Pardo ofrece todo lo que se busca en una escapada: tranquilidad, naturaleza, cultura y buena gastronomía. Y lo hace sin perder autenticidad, algo que lo diferencia de otros destinos más explotados turísticamente.

Un futuro ligado a la sustentabilidad

El desafío de Villa Pardo es crecer sin perder su esencia. Las iniciativas de turismo sustentable, la preservación de su patrimonio histórico y la promoción de la cultura local marcan el camino hacia un futuro en el que el desarrollo económico y el respeto por la identidad rural puedan convivir.

Con menos de 200 habitantes, el pueblo sabe que su mayor capital es justamente ese: ser un rincón auténtico, donde la vida transcurre de manera diferente. Y es esa autenticidad la que atrae cada vez a más personas que buscan reconectarse con lo simple.

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