Fue un inicio de recuperación duro, explicó Delfina. “Durante esos días me tenía que mover en silla de ruedas, porque no podía gastar la mínima energía. Ese fue el momento en particular en que creo que hice el click. Fue muy raro, de repente me vino una lluvia de ‘qué me pasó’, ‘qué estoy haciendo’. No entendía nada. Todo eso se sumó a cuando me hacía los primeros análisis, cuando me pusieron suero… todas cosas que me hacían decir: ‘No me puede estar pasando’”.
Delfina debió soportar un largo proceso de recuperación que aún continúa. “Tuve bastantes desmayos. Me tenían que pesar cada dos días, me sacaban sangre cada 5 minutos. Me tenían que despertar todas las noches. Después me agarró neumonía. Fue un momento horrible. No fue fácil. Sigo con secuelas. En mi interior, mis órganos están todos dañados y si bien de a poquito los voy recuperando, pero secuelas siempre quedan”.
“Aún hoy me cuesta… Si bien me acepto a mí misma, me cuesta mucho si me dicen un comentario feo, si me dicen cosas feas… me sigue costando”, añadió.
“El mensaje que les dejo a quienes pasen por lo mismo es que no se lo oculten para ellos mismos”, comparte Delfina para otras u otros jóvenes en situaciones similares. “Que no digan ‘no, no es nada’ o ‘ya se va a pasar’ o que crean que es un tema pasajero de adolescentes, porque esto lo creen muchos padres y no es así. Es una enfermedad y es dura y te cambia la vida totalmente porque yo desde hace cinco años soy totalmente otra persona. Y duele porque dejé atrás un montón de amistades, de familiares, deje un montón de personas que realmente me querían y me perdí un montón de fiestas, de eventos, de cosas lindas.
Que disfruten la vida y que no repitan el error que yo cometí. Si están pasando por esto mismo, pidan ayuda, aunque cueste hablar y decir lo que pasa”.