La Justicia de Santiago del Estero decidió que todos los acusados por el robo de ganado vacuno que salpica a la familia del exgobernador de Tucumán José Alperovich, con uno de sus hijos imputado, queden en libertad bajo fianza.
La Justicia de Santiago del Estero decidió que todos los acusados por el robo de ganado vacuno que salpica a la familia del exgobernador de Tucumán José Alperovich, con uno de sus hijos imputado, queden en libertad bajo fianza.
Por el lado de la familia tucumana, uno de los apellidos más simbólicos de la provincia en la arena política, inicialmente se desligaron ante la prensa de cualquier movimiento extraño y luego se presentaron ante la Justicia como querellantes. Sostenían que habían sido estafados por la firma “Óleos del Centro”.
Sin embargo, con el paso de las semanas, Daniel Alperovich debió dejar la silla de la querella para ir a sentarse en el sector de los sospechados. Hoy se encuentra imputado por pertenecer a una presunta “asociación ilícita” que se dedicaba a comercializar y trasladar de manera ilegal al ganado vacuno, quebrando compromisos asumidos por contrato y por alterar las marcas de identificación en los animales.
El hijo del senador nacional en uso de licencia defendió esta semana su postura ante la fiscal que lleva adelante la investigación, Olga Bitar de Papa. Según consignó el diario La Gaceta de Tucumán, Alperovich señaló que su vínculo con Luis Magliano era solamente un vínculo comercial y no tuvo nada que ver con una maniobra dolosa, con intención de delinquir.
Sin embargo la pesquisa de Bitar de Papa busca determinar si efectivamente Daniel Alperovich, quien conduce comercialmente estancias que son propiedad que la familia tucumana posee en territorio santiagueño y donde se hallaron animales que estaban siendo buscados, era efectivamente parte necesaria de la asociación ilícita. A la vista de los hechos, se trata de un armado sumamente necesario para hacer desaparecer aproximadamente 4600 animales.
“Más de 240 camiones jaula de un solo piso”, le remarcó el abogado querellante César Turk a A24.com Agro.
Para el resto de los involucrados, el panorama es aún peor.
Empezando por Luis Magliano, expresidente de la Sociedad Rural de Jesús María (una entidad que se encuentra bajo la órbita de Confederaciones Rurales Argentinas, y no de la Sociedad Rural Argentina), la situación no es para nada mejor que la de Daniel Alperovich. Por el contrario Magliano había estado prófugo de la Justicia santiagueña por el lapso de 10 días, cuando se presentó ante las autoridades para “ponerse a derecho”. No lo hizo solo: se apersonó junto a su colaborador Damián Alberto Manzanelli, empleado suyo y uno de los encargados comerciales de Óleos del Centro, la firma desde donde se investiga la desaparición de los 4600 animales.
Inicialmente, a Magliano y Manzanelli se los imputó por “abigeato agravado en concurso real” y “desbaratamiento de los derechos acordados”, las figuras penales necesarias para desarrollar la causa por el robo de los animales que habían sido llevados a “Óleos”, una firma que se dedicaba al engorde de vacunos, en calidad de “hotelería y engorde”.
En este último punto se basa la segunda de las imputaciones: los acusados habrían roto el compromiso de prestar ese servicio, y en lugar de eso habrían realizado las maniobras ilegales para “hacerlos desaparecer”. La logística de esa operación, que requiere de varios eslabones y muchos días para realizarla, terminaron por decidir a la fiscal Bitar de Papa a incrementar la gravedad de la acusación y aplicar la tercera de las imputaciones: “asociación ilícita”.
Por eso Luis Magliano y Damián Manzanelli no habrían actuado solos. Quienes también comparten todas las imputaciones junto a ellos son José Andrés Demicheli, titular de la firma "ADBlick Ganadería", donde se hallaron 230 animales de los que se reclaman, Juan Pablo Miretti, empresario de la localidad santiagueña de Quimilí, por el mismo motivo, más el hijo de Luis Magliano, Joaquín.
Todos ellos recuperaron la libertad esta semana, luego de que la Justicia les fijara una caución individual de $5 millones.
El abogado querellante César Turk representa a las firmas damnificadas, “El 38 S.A”, “La Permanencia S.A”, “San Eugenio S.A” y “El Tránsito S.A”. Y Turk, desde el inicio de las investigaciones, ponderó la decisión de la fiscal, pero con críticas.
“Es correcta la nueva imputación, pero contiene un error. Le faltaron asignarles las responsabilidades. Porque de esta manera se trataría de una asociación en la que todos sus miembros están en igualdad de condiciones”, expresó Turk ante este medio.
“Ella tiene que decir quién era ‘el jefe de la banda’, es elemental. Magliano y Manzanelli eran representantes de Óleos del Centro, con lo cual estaban facultados para obligar a la sociedad ante terceros. Pero los otros imputados son socios, no representantes. Por eso la necesidad de corregir ese error en la nueva imputación”, expresó Turk.
Antes de que el caso que involucra a los Alperovich y Magliano, otra investigación por abigeato había ganado popularidad por la magnitud del robo. En Santa Fe la Justicia de Vera había empezado a investigar la desaparición de más de 2.000 vacunos que aparecieron, rápidamente, en uno de los campos linderos que denunció el hecho.
A raíz de eso el fiscal de Vera, Nicolás Maglier, determinó la detención de manera preventiva a Hernán Agú y su hijo Emilio, junto al colaborador de ambos Leonardo Balsaretti.
Hernán Agú había sido diputado provincial por la Unión Cívica Radical, y pasó a estar detenido junto a su hijo y Balsaretti desde principios de marzo, cuando las vacas comenzaron a aparecer en los campos de su propiedad: “La Nochera” y “El Lío”.
¿Quién fue el denunciante de esta causa? El empresario italiano Domingo Iannozzi, dueño de grandes terrenos en la provincia.
“Acordamos junto a la parte querellante el cese de esta medida, a pedido de la defensa. A esto se accedió porque la investigación no arrojó más animales desaparecidos o que fueran hallados”, indicó el fiscal Maglier ante la consulta de A24.com Agro.
Los Agú, ahora, esperan los avances de la causa bajo libertad “con restricciones”.