Opinión

¿Es positivo el proyecto de Impuesto a la Tierra Libre de Mejoras de Martín Tetaz?

"La solución no es reemplazar las retenciones a la exportación por este experimento, sino diseñar un sistema impositivo uniforme basado en ganancias", afirma el autor.
Marcos Gallacher
por Marcos Gallacher |
¿Es positivo el proyecto de Impuesto a la Tierra Libre de Mejoras de Martín Tetaz?

A través de las redes sociales, el candidato a diputado Martín Tetaz ha dado a conocer su propuesta de reemplazar las retenciones a la exportación de productos agrícolas por un “Impuesto a la Tierra Libre de Mejoras” (ITLdM).

Por su importancia, y por el posible ingreso de Tetaz al Poder Legislativo, el tema amerita especial atención. La idea en que se basa la propuesta es que la tierra es un factor cuya oferta es fija, razón por la cual impuestos sobre ésta no resultan en pérdida de eficiencia: el dueño de tierra ofrecerá esta para producción u otro desarrollo con independencia de la carga impositiva que recaiga sobre él.

El Estado puede, opinan algunos, extraer toda la “renta” que surge de la tierra, llevando el precio de ésta a cero y transformando al propietario en un agente cuya retribución el Estado mismo fija.

El modelo microeconómico sobre el cual se basa el razonamiento anterior es conocido. Sin embargo, deja de lado aspectos que resultan de crucial importancia en relación al impacto que dicho impuesto tendrá en la organización económica.

Al respecto, se pueden hacer al menos cuatro objeciones al ITLdM. Estas tienen que ver con:

  • (a) partición de riesgo entre el contribuyente y el Estado
  • (b) distribución de la carga entre contribuyentes
  • (c) costos de implementación
  • (d) impacto del ITLdM vis-à-vis un impuesto a las ganancias

En relación al primer punto, el sector agropecuario está sujeto a variabilidad tanto climática como de precios. La variabilidad climática es a veces analizada a través de estadísticas nacionales – por ejemplo, la sequía de la campaña 2017/18 resultó en una caída de más del 20 % en la producción de granos del sector. Esta métrica subestima en forma marcada la variabilidad enfrentada por el productor individual: no resulta extraño que la variabilidad en una empresa sea el doble o mas que la variabilidad de producción a nivel provincial o nacional. Lo anterior implica que un ITLdM resultará en un significativo riesgo para el contribuyente, cuyos ingresos son altamente variables, pero su obligación fiscal es fija.

En relación al segundo punto, la “tierra” que constituye el activo gravable bajo un ITLdM está lejos de ser un factor homogéneo. Alambre por medio se encuentran predios cuya productividad puede diferir en 30 por ciento o más, y cuyas características pueden ser sólo detectadas (y no siempre) mediante detallados estudios. El concepto de “libre de mejoras” es en el mejor de los casos ambiguo: “condiciones naturales” y “mejoras” no son variables cuya contribución pueden desglosarse en forma independiente, sino que interactúan entre sí. El manejo agronómico cuidadoso es una “mejora” cuyo impacto no puede distinguirse de “condiciones naturales”. Las “condiciones naturales” en muchas zonas cambiaron en forma radical luego de la introducción de la siembra directa. En consecuencia, la heterogeneidad implica que la aplicación del ITLdM estará sujeta a errores, discrecionalidad y eventualmente corrupción. Abundarán los “gestores” cuya función es lograr una valuación favorable.

Los costos de implementación del ITLdM son no solo directos (estimación correcta de la “productividad natural” de cada parcela), sino que incluyen también los costos resultantes de errores y arbitrariedades, reclamos, y por supuesto, riesgo adicional transferido a propietarios de tierra. Incluyen además otra categoría de costo: el impacto de una medida que deja en manos de la autoridad política el valor de un activo, en este caso la tierra. Si bien es cierto que otras formas impositivas también tienen esta consecuencia, el ITLdM la agrava pues por sus características da pie a pasivos impositivos de escasa relación a capacidad contributiva. El ITLdM de hecho convierte al Estado en propietario-rentista del total del recurso tierra de la Argentina. A diferencia del propietario original, el Estado no arriesga, no toma decisiones ni de gestión diaria ni de conservación del recurso en el tiempo.

Por último, está por demostrarse cual es el “costo” (en términos de pérdida de eficiencia) del ITLdM en relación a un impuesto sobre las ganancias. Este es un tema al cual el candidato Tetaz alude, pero del que no existe, al menos en Argentina, evidencia. Aún admitiendo que la “pérdida irrecuperable” del ITLd sea menor que la de un impuesto a las ganancias, este “aumento de eficiencia” bien puede ser menor que los costos de todo tipo – incluyendo los resultantes de restricción diferencial al derecho de propiedad para ciertos ciudadanos y no para otros - que resultan de un impuesto que grava la tenencia del activo tierra.

La solución no es entonces reemplazar las retenciones a la exportación por el experimento de un ITLdM, sino diseñar un sistema impositivo uniforme basado en ganancias para todos los sectores de la economía argentina, y de esta forma sujeto a la menor discrecionalidad posible.

El autor es economista de la Universidad del CEMA