A mirar el bosque: cuáles son los beneficios de la baja (o eliminación) de los derechos de exportación

Jesús M_ Silveyra
por Jesús M_ Silveyra |
A mirar el bosque: cuáles son los beneficios de la baja (o eliminación) de los derechos de exportación

Son tiempos difíciles para el país y el mundo. Bien lo sabemos. Mayor producción de granos implica un mayor ingreso de divisas. También lo sabemos. Argentina, es el único país del mundo que cobra o castiga a sus exportaciones con “derechos”. No todos lo saben. Eliminar o disminuir los “derechos de exportación” genera incentivos para el productor y un incremento de la producción. Hay quienes tienen dudas al respecto, más que nada por cuestiones ideológicas.

La eliminación o disminución de los “derechos de exportación”, si produce incremento de la producción, representa una mayor recaudación de impuestos internos. También despierta dudas, porque nadie se sienta a hacer los cálculos.

La conclusión es que asumir que la Argentina es el único país del mundo con “derechos de exportación”, dejar de lado las ideologías y sentarse a hacer los cálculos es la mejor receta para dilucidar acerca de la cuestión que para nosotros es indudable: “Eliminar o disminuir los derechos de exportación genera un beneficio económico”.

Que Argentina es el único país del mundo que cobra las mal llamadas “retenciones” a la exportación, tiene que ser claro para toda la ciudadanía, sobre todo para quienes no están relacionados con la actividad agropecuaria. Y si esto es aceptado, automáticamente hay que pensar que algo no anda bien en nuestro país.

Rusia fue el último que abandonó esta práctica, ya que hasta hace unos años cobraba derechos de exportación al trigo.

¿Por qué será que nadie aplica este impuesto? Simplemente, porque no se debe castigar lo que es un beneficio. Cuanto más se exporta, más divisas ingresan y hay más para repartir, pagar deudas o invertir. Es tan simple como eso. Sin embargo, hemos transcurrido casi toda la historia económica reciente con estos nefastos impuestos (excepción hecha de algunos momentos). ¿Es que somos más inteligentes los argentinos que todos los demás? Ciertamente, nuestra decadencia económica nos demuestra todo lo contrario.

Vayamos al punto de las ideologías. Todavía hay quienes creen que bajar impuestos no genera beneficios económicos, sino, todo lo contrario, que sólo beneficia a los ricos en detrimento de los pobres (como si a los ricos les conviniera o desearan en su fuero íntimo que aumentara la pobreza) y que al generar una disminución de los recursos del Estado, éste pierde su poder para ejercer un rol determinado en la sociedad.

En el fondo, lo que se discute es el rol del Estado y los recursos que se necesitan para llevarlo a cabo. Si se trata de ocuparse de la salud, la educación y la seguridad, además del ejercicio de la Justicia, la legislación y la supervisión general, o si se quiere un Estado que participe directamente en la economía del país.

De todas maneras, si se comprobara que la baja de los derechos de exportación no genera un perjuicio económico, el argumento ideológico debiera desvanecerse por sí sólo, más allá de que sanaría el posible odio y resentimiento hacia el sector agropecuario que se observa en algunos sectores políticos.

Por último, están los números. Para ello es necesario saber que por cada tonelada nueva que se genere de producción, habrá mayor recaudación de impuestos internos, no sólo debido al incremento de la cantidad sino del valor (al bajar los derechos suben los precios internos).

Los impuestos relacionados que tendrán un incremento son: ganancias; a los créditos y débitos bancarios; ingresos brutos sobre las ventas de granos e insumos; el de sellos sobre el valor de los contratos; los diferenciales del impuesto al valor agregado (por lo que no se recupera en la exportación); los impuestos a los combustibles (no sólo por incremento en las labores al crecer el área, sino por mayores fletes y movimientos del grano tanto en acopio, como en industrias y exportación) y los tributos sobre el incremental salarial de la mano de obra utilizada sea como empleados, monotributistas o autónomos.

Un reciente trabajo de ACSOJA y FADA, sobre la carga impositiva en la cadena de la soja, es demostrativo en tal sentido.

Respecto a la certeza de que bajando o eliminando los “derechos de exportación” se incrementa la producción basta con comparar los resultados de la campaña 2014/15 con la de 2018/19, cuando los mismos se bajaron sustancialmente. Se produjo un récord en la producción de granos y una recuperación de la sustentabilidad del suelo, por mejor rotación de los mismos. Datos: crecimiento del área sembrada de cultivos de invierno y verano de 2,4 millones de hectáreas. Crecimiento de la producción de granos de 30 millones de toneladas.

En estos tiempos de cuarentena, donde hay más tiempo para meditar y reflexionar, las autoridades de turno, deberían abrir las ventanas del pensamiento y ponerse a mirar el bosque y no el árbol.

El autor es ex Subsecretario de Mercados Agropecuarios.