De acuerdo a los datos de los investigadores, el sistema que permite todo el funcionamiento de la criptomoneda emplea 129,24 teravatios-hora (TWh) por año, lo que provoca un gran impacto en el medioambiente. Es por ello, que expertos consideran que, aunque esta moneda sea digital, no significa que sea una buena opción ecológica.
Por su parte, Michel Rauchs, investigador del CCAF, comentó a la BBC que mientras más sube el precio del Bitcoin, más se incrementa el consumo de electricidad. "Realmente es por su diseño que el Bitcoin consume tanta electricidad", explicó. "Esto no es algo que cambiará en el futuro, a menos que el precio de Bitcoin baje significativamente".
Igualmente, de acuerdo a un estudio publicado en la revista científica Joule, en 2019, se calcula que el Bitcoin genera aproximadamente 22 megatones de dióxido de carbono por año. Es decir, produce el mismo CO2 que ciudades como Las Vegas, Kansas City, Caracas o Lima. No obstante, sin importar las consecuencias medioambientales, esta moneda continúa creciendo y su precio sigue disparándose.