Imaginemos que un amigo le presta dinero a otro. Juan le da 50 dólares a Martín y, luego de una semana, Martín se los devuelve. No importa si el billete no es exactamente el mismo, ya que el valor sí lo es. Son fungibles.
Imaginemos que un amigo le presta dinero a otro. Juan le da 50 dólares a Martín y, luego de una semana, Martín se los devuelve. No importa si el billete no es exactamente el mismo, ya que el valor sí lo es. Son fungibles.
En cambio, si Juan le presta a Martín un póster firmado por Messi y al cabo de unos días le devuelve un póster firmado por otro jugador, ahí Juan si se va a dar cuenta en primera instancia de la diferencia, ya que el poster que él cedió tiene otro valor en sí mismo y cualidades diferentes.
Algo similar ocurre con los NFT. Los NFT o Token no Fungibles, también llamados cripto coleccionables, son un tipo de token criptográfico de una blockchain que representan un activo único e irrepetible. Pueden ser completamente digitales o versiones tokenizadas del mundo real.
Los Tokens no Fungibles son un elemento clave de la nueva economía digital impulsada por la blockchain y su universo es inmenso: existen NFT tanto para el gaming, el arte, licencias, identidad digital y muchos más.
Las características más interesantes de este concepto son 3: primero que todo, el carácter de propiedad. Tu NFT es tuyo y una vez adquirido queda enlazado a tu wallet.
Nadie más puede tenerlo. Otro es lo transferible. Para esta cualidad sirve el ejemplo del criptoarte. Obras que obviamente son mucho más fáciles de intercambiar que un cuadro físico.
Y el último es la autenticidad, vinculado a la transparencia de la blockchain como motor de estos tokens, basta con ingresar a cada obra para ver si el autor es quien dice que es, imposible de falsificar.
Con respecto a cómo funcionan, existen varios esquemas y posibilidades para la creación y emisión de NFT. El más popular es el ERC-721 de la blockchain de Ethereum, pero obviamente hay muchos más.
De hecho, si bien existen desde 2012, uno de los primeros proyectos NFT que ganó un reconocimiento significativo fue CryptoKitties en 2017, un juego construido en Ethereum que permite a los jugadores recolectar, criar e intercambiar gatos virtuales. Cada CryptoKitty puede tener una combinación de varias propiedades diferentes, como la edad, o el color. Como tal, cada uno de ellos es único y no se pueden intercambiar entre sí.
Otro proyecto fue Decentraland, un mundo de realidad virtual descentralizado donde los jugadores pueden poseer e intercambiar piezas de tierra virtual y otros elementos NFTs en el juego.
Y las posibilidades siguen. Sitios como OpenSea, un marketplace abierto de NFTs para adquirir. Hay criptoarte, dominios, licencias y demás. Algunos a precios inimaginables.
Mismo recientemente el creador de Twitter, Jack Dorsey, puso a la venta su primer tweet, eso también es un NFT. ¡Uno puede tanto comprar como crear el suyo!
El mundo de los token no fungibles es muy joven aún, pero ya mostró tener el potencial para ser una parte trascendental, no solo del ecosistema cripto, sino también de la economía digital en general.