El futbolista fue trasladado de urgencia a un hospital en Moyobamba, donde permaneció internado durante dos días. Finalmente, y pese a los esfuerzos médicos, falleció producto de las lesiones sufridas. Su hermano, Eliceo Gonzales, confirmó que la causa del deceso fue la rotura de una arteria en la cabeza a raíz del golpe.
La noticia golpeó con fuerza a la comunidad futbolística peruana y a su entorno más cercano. Su padre, José Miguel Gonzales, expresó su dolor en declaraciones al medio local EBO Noticias: “No sé si fue intencional o casual, pero ya mi hijo no se encuentra en esta vida. Él desde pequeño soñaba con ser un futbolista importante. Tenía muchas metas”.
El velorio se realizó en el caserío de Palestina, donde Helar vivía junto a su familia. En ese entorno, marcado por el dolor, también surgieron muestras de apoyo y solidaridad. Sus compañeros, vecinos y allegados iniciaron una campaña para ayudar a la familia con los gastos del sepelio.
La Federación Peruana de Fútbol (FPF) expresó su pesar a través de las redes sociales: “Lamentamos el fallecimiento de Helar Gonzales Altamirano. Nuestro sentido pésame a su familia, amigos y al Club Real Titán”.
El fallecimiento de Helar también reabrió el debate sobre las condiciones de seguridad en los torneos regionales y el cuidado de los futbolistas en competencias de ascenso, donde muchas veces la falta de recursos deja expuestos a los protagonistas.
Desde el Club Real Titán afirmaron que el equipo continuará participando en el certamen y que todos los partidos serán dedicados a la memoria de Helar, quien, con su pasión y entrega, dejó una marca imborrable en el corazón de su comunidad.