El "Tula" también se destacaba por su habilidad para tocar el bombo y por su apoyo inquebrantable a la Selección Argentina. Desde el Mundial de 1974, estuvo presente en todos los partidos mundialistas de la Albiceleste, así como en los de la Copa América.
Pascual, heredero de la pasión por Rosario Central de su padre, había vivido desde joven en el barrio donde se encuentra el estadio Gigante de Arroyito del club rosarino. Según relató su hijo en una entrevista, la conexión de Tula con el bombo comenzó de manera fortuita cuando notó que alguien en la hinchada dejó de tocarlo. Se ofreció voluntariamente y le entregaron el bombo, convirtiéndose así en "El Tula y su bombo".