Pandemia económica

Cerró la parrilla Las Nazarenas, otro clásico porteño: "Nos fue imposible sostener la estructura"

Con casi 40 años en la gastronomía, empujado por la crisis, este tradicional asador criollo que miraba al río ya luce con sus ventanas y puertas tapiadas.
Natalia Lesyk
por Natalia Lesyk |
Así está tapiado el tradicional asador criollo Las Nazarenas. Foto (fuente: Ricardo Pristupluk @rpristupluk)

Así está tapiado el tradicional asador criollo "Las Nazarenas". Foto (fuente: Ricardo Pristupluk @rpristupluk)

El icónico asador criollo “Las Nazarenas”, en Retiro, frente al reconocido hotel Sheraton, se convirtió en otro de los reconocidos locales gastronómicos que debió cerrar sus puertas. La recesión económica y el devenir de la pandemia 2020 no les dio respiro y su dueño tuvo que bajar las persianas.

En 1981, Luis Alberto Barbería la fundó y, con el correr de los años, logró convertir el lugar, junto a su familia, en cita obligada de turistas de todos los destinos. Allí, podían encontrar los típicos cortes de asador o el “baby beef” para compartir. También se destacaba por una cava de más de 600 etiquetas de vino para acompañar.

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Así era la parrilla "Las Nazarenas" en pleno esplendor. (Fuente: Las Nazarenas)

Luis Barbería (hijo) transitó durante 35 años por todos sus rincones y recovecos, a la vera del fuego de las estacas que deslumbraban con sus costillares. "Trabajé casi el 60% de mi vida comercial ahí adentro. Pasé todo una vida", le contó a A24.com con una voz que mezclaba desolación, impotencia y desilusión.

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En 1997, el restaurante fue declarado de interés turístico nacional, momento en que comenzó a lucir las banderas de diferentes países del mundo en el balcón de su primer piso.

Allá por marzo del año pasado, desde la cuenta oficial de Las Nazarena en Twitter salió su último mensaje, cuando se dio inicio a la cuarentena en la Argentina.

A partir de ese momento, intentaron continuar la actividad con el servicio de delivery y de take away. Luego, en septiembre intentaron aggiornarse a la nueva normalidad y dispusieron las mesas en la vereda y volvieron a abrir sus puertas. Pero el esfuerzo no pudo dar abasto para cubrir los costos.

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"Nos fue imposible sostener una estructura económica con sólo 10 cubiertos diarios y en un microcentro vacío", detalló uno de los socios y heredero de la parrilla.

La merma al mínimo en la zona del Bajo porteño, sin turistas y sin oficinistas en las cercanías que aprovechaban un Casual Friday para degustar un menú ejecutivo, hizo que la desolación se convirtiera en moneda común en el nuevo paisaje.

Por eso mismo, dejaron todo en “stand by” y decidieron tapiar con ladrillos las ventanas y el ingreso al local sobre la calle Reconquista al 1100, con un dejo de esperanza de un posible regreso en la web.

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Para Barbería el futuro es incierto. Con sus 58 años, dos hijos y un hermano que lo acompañó trabajando a la par junto a un grupo accionario, tomó la difícil decisión de bajar las persianas. Luego, cumplió con los más de 30 empleados y tapió el lugar por seguridad, mientras cuelga en las próximas semanas el cartel de venta.

"La situación de la gastronomía es muy dura. Les va a costar muchísimo retomar como antes, sobre todo, aquellos que teníamos una gran infraestructura. Es muy difícil pensar en el futuro cuando vivís en un país que está en estado efervescente", resumió a A24.com Barbería.

Sin duda, una pérdida más para el circuito turístico gastronómico, que a esta parrilla histórica ya sumó otros clásicos porteños que siguieron por el mismo sendero, como la heladería Vesubio; el local de Av. De Mayo de la cadena de pizzerías La Continental, La Porteña, La Bistecca, Ravello, El Rey del Vino y Trapiche, entre otros.

Mirá la nota que le hicieron en Equipo de Noticias, por A24, con Luis Barbería y lo que venden de la mantelería y vajilla.

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Así está tapiada Las Nazarenas.

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