Irreconocible

La pelea que se viene: el FMI y los acreedores de la Argentina

Guillermo Laborda
por Guillermo Laborda |
La pelea que se viene: el FMI y los acreedores de la Argentina

La imposibilidad de la Argentina de cumplir con todos los vencimientos de la deuda ya es un hecho. La duda principal pasa por hasta cuándo el país podrá seguir pagando puntualmente los títulos públicos y luego, cuál será el nuevo esquema de pago.

Recuérdese que el gobierno de Mauricio Macri incumplió con la deuda de corto plazo, las LETES, Lecap entre otros papeles, al "reperfilar" esos vencimientos con distinciones para el cobro según se trate de personas humanas o personas jurídicas.

La situación financiera del país es tan compleja que se duda seriamente de que esos papeles reperfilados hasta febrero próximo puedan ser pagados puntualmente.

La Argentina tiene un acreedor principal, que es el Fondo Monetario. Legalmente, tiene prioridad de cobro por encima del resto de los acreedores en caso de un incumplimiento total del país.

Afortunadamente, los vencimientos de la deuda ya contraída con el FMI no están próximos, dado que comienzan en 2021 con alrededor de u$s 5.000 millones. Recién en 2022 son vencimientos por montos significativos. Igualmente, el rol del FMI es clave en el interín.

Sucede que hay que reestructurar la deuda con los bonistas y se puede elegir hacerlo con un acuerdo previo con el FMI o no. Recuérdese también que el actual programa con el organismo internacional está caído.

Seguramente, el FMI pida para mantener un acuerdo con el país, un análisis de la sustentabilidad de la deuda y la necesidad segura de su reestructuración.

¿Pedirá una quita? Seguramente. Allí es cuando seguramente sobrevendrán las diferencias con acreedores que pretenden sólo reperfilar vencimientos. Es la puja que se avecina.

En definitiva, la situación fiscal de la Argentina es la que permite deducir la capacidad de pago. Aquí entran en juego las decisiones del futuro gobierno que encabeza Alberto Fernández. Ya es sabido que no pretende un encarrilamiento de las cuentas públicas veloz, lo que indirectamente va en contra del FMI.

En este escenario, una reestructuración de la deuda sin quita es imposible. Los bonistas pueden perder. Las chances de que se haga una oferta "a la uruguaya" son bajas. O si se la hace, bien puede otra vez incumplirse con esas nuevas promesas de pago.

El plan que se presente a los acreedores debe ser tal que permita en el corto plazo que la Argentina recupere el acceso al crédito internacional.

Tiene que tener credibilidad y una situación fiscal consolidada por detrás. Y si tiene al FMI con un nuevo programa, ayudará. Pero la sensación imperante es que el nuevo gobierno hará una oferta a los bonistas sin contemplar al FMI. Es riesgoso.

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