Todo lo que se habló durante 4 horas (relaciones comerciales, competencia sin enfrentamientos, fentanilo, Medio Oriente y Taiwán) pasaron de pronto a un segundo plano. Seguramente no fue la mejor muestra de cortesía de un anfitrión referirse así al invitado una vez que se había marchado.
China no tardó en responder y desde su gobierno calificaron como irresponsables las palabras del mandatario norteamericano. El portavoz de Beijing dijo, además: "Siempre habrá gente tratando de entorpecer las relaciones entre nuestros dos países, pero no lo conseguirán".
Pareció una frase directa para Biden, aunque el vocero de Xi Jinping se detuvo allí, con sabiduría diplomática, sin identificar a esa "gente interesada en complicar la relación bilateral".
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Todo iba bien entre Biden y Xi Jinping hasta que apareció la definición de "dictador" (Foto: gentileza The Hill).
Recalculando, si se puede
Tal vez Biden entendió poco después lo que acababa de decir. Por eso expresó que él conoce muy bien a Xi, desde que era senador y luego vicepresidente de Barack Obama. Por eso se animó a asegurar que pese a las profundas diferencias que mantienen es un hombre "directo" (que no procede con engaños). Y lo repitió dos veces.
Biden ya había hecho algo similar a principio de año. El secretario de Estado, Antony Blinken, había viajado a Beijing para encontrarse con Xi Jinping. Todavía estaba más que fresco el incidente por el viaje de la congresista Nancy Pelosi, presidenta en ese momento de la Cámara de Representantes, a Taiwán. Blinken hizo malabares para desandar el conflicto. Pero a su llegada a Washington, Biden ratificó su apoyo a los taiwaneses y caracterizó como "dictador" al líder chino.
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La cara lo dice todo. Antony Blinken, secretario de Estado norteamericano, desconcertado cuando el presidente Joe Biden llamó "dictador" a Xi Jinping. (Foto: Gentileza Yahoo)
Ahora, se repite la historia para darle otro dolor de cabeza a Blinken luego de una negociación de un año para este encuentro. El mandatario norteamericano dijo que uno de los mejores puntos del encuentro fue la confirmación de que acordaron levantar el "teléfono rojo" cada vez que haya un inconveniente.
Ya debe haber sonado, al menos, luego de escuchar a Joe Biden.