Ese listado debe ajustarse a las cuatro categorías autorizadas por el tribunal: familiares, abogados, médicos y personal de custodia. Si Cristina desea mantener la presencia de sus secretarios privados, deberá incorporarlos por fuera de esas categorías y esperar una autorización expresa del tribunal. Solo podrán ingresar al domicilio cuando se haya resuelto si están habilitados.
Próxima instancia: Casación
La defensa insistirá ahora en que el alcance de las restricciones debe ser analizado por la Cámara Federal de Casación Penal, para lo cual el TOF2 deberá decidir este martes si habilita esa instancia de revisión. En su presentación, Beraldi sostuvo que “las personas que cumplen su pena en un domicilio particular pueden desarrollar todas las actividades que no se encuentran prohibidas por la ley”, amparándose en el artículo 19 de la Constitución Nacional.
“La señora Fernández de Kirchner no ha perdido ninguno de los demás derechos inherentes a su condición humana, tanto civiles como políticos”, argumentó la defensa, que remarcó que además de la pena privativa de la libertad y la inhabilitación para ejercer cargos públicos, la expresidenta mantiene intactos sus demás derechos constitucionales.
En sus redes sociales, Cristina había anticipado el reclamo señalando que lleva “una vida social” activa, que incluye encuentros con “amigos, amigas, compañeros y compañeras, además de dirigentes políticos”. Su intención es que no se requiera autorización previa para visitas fuera del grupo permitido por el TOF2.
El contexto político y las movilizaciones
Desde el jueves pasado, la expresidenta se encuentra bajo monitoreo electrónico mediante una tobillera. Este sistema controla que no salga del perímetro autorizado, aunque no determina en qué parte del domicilio se encuentra.
La respuesta de Dalbón
Uno de los abogados de la expresidenta, Gregorio Dalbón, reaccionó en redes sociales a la medida del TOF 2 y cuestionó que el mandatario de Brasil, Luiz Inácio 'Lula' da Silva, deba pedir permiso para visitar a Fernández de Kirchner.
Bajo el título en forma de ironía "¿Lula necesita permiso para ver a Cristina? El TOF 2 ya no es un Tribunal: es una parodia autoritaria", el abogado expresó en su cuenta de la red social X: "El Poder Judicial argentino ha cruzado un límite insólito: el Tribunal Oral Federal N.º 2 obliga a cualquier persona no familiar que desee visitar a Cristina Fernández de Kirchner a enviar un correo electrónico solicitando permiso judicial previo".
"¿Esto incluye a ex presidentes? ¿A jefes de Estado en ejercicio? ¿A ganadores del Premio Nobel? ¿Incluye, por ejemplo, a Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de la República Federativa del Brasil? Sí. Según el TOF 2, incluso Lula tendría que redactar un mail, identificarse, explicar su intención, y sentarse a esperar una autorización judicial para poder saludar a su amiga, compañera y ex jefa de Estado de la Argentina", amplió y consideró a la escena como "grotesca".
Además, analizó que "un tribunal menor, de jurisdicción ordinaria, pretende administrar el vínculo entre dos figuras históricas de América Latina, como si se tratara de un trámite burocrático más". "Como si el derecho de reunión, el respeto entre naciones hermanas y la dignidad humana pudieran subordinarse a una casilla de correo y al capricho de tres jueces sin estatura institucional", rechazó y dijo que la decisión "raya la obscenidad".
"Esta regla, impuesta como condición para la prisión domiciliaria de Cristina Fernández de Kirchner, no tiene base legal ni precedentes en la jurisprudencia argentina. Ni siquiera los genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad reciben este trato. La Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 5.2), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el principio de proporcionalidad reconocido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, exigen que toda restricción de derechos sea necesaria, idónea y respetuosa de la dignidad de la persona", denunció.
Por eso, señaló que "nada de eso se cumple aquí" y tildó a la medida como un "acto de disciplinamiento simbólico, una forma moderna de humillación institucional".
"El TOF 2 se ha convertido en una caricatura judicial. Un dispositivo de vigilancia política disfrazado de tribunal. Pero ni la tobillera, ni las restricciones, ni los correos de control van a borrar lo esencial: Cristina sigue de pie. Y no está sola", finalizó.