Desde que existen los registros de sismos, en 1875, el de 2004 es el segundo de mayor magnitud. Su fuerza fue tal que afectó a 14 países de Asia y África.
Desde la costa occidental de Sumatra, la devastación se propagó rápidamente. Además, no hubo sistemas de alarma que funcionaran adecuadamente para advertir la catástrofe que se avecinaba.
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El tsunami arrasó poblados y complejos turísticos por completo
El tsunami arrasó poblados y complejos turísticos por completo.
Las olas causaron una profunda devastación. Especialmente en las localidades costeras. La mayoría de ellas, destinadas a complejos turísticos en una zona del mundo considerada como de playas paradisíacas.
Indonesia, India, Sri Lanka y Tailandia fueron los países más afectados por la destrucción y muerte. Solo en Indonesia murieron más de 130.000 personas.
En total, más de 500.000 sobrevivientes debieron ser atendidos de emergencia en esos países, con una capacidad sanitaria desbordada en la emergencia.
Más de 1 millón de personas quedaron sin hogar en las islas y ciudades por las que arrasó la gigantesca oleada del tsunami. El 25% de las víctimas fatales de ese fenómeno fueron niños.
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El tsunami afectó a 11 países sobre el océano Índico
El tsunami afectó a 11 países sobre el océano Índico.
Hicieron falta más de US$ 7.000 millones para utilizar tanto en las tareas de rescate, las sanitarias y las posteriores de reconstrucción. Gobiernos y organizaciones de todo el mundo comprometieron su ayuda en la emergencia. La donación particular más elevada del mundo la hizo el campeón mundial de Fómula 1, Michael Schumacher, con US$ 7 millones.
Solo los animales de algunas poblaciones, que se descontrolaron y muchos escaparon hacia lugares elevados en las islas, pudieron servir como indicio de lo que se avecinaba. No hubo un sistema preventivo de evacuación ni para las poblaciones locales ni para el turismo que colmaba esas playa para las fiestas de fin de año.
Además de las víctimas fatales, los desaparecidos y la destrucción, quedaron daños residuales en una amplia zona a lo largo de los 8.000 kilómetros que separan, Indonesia de Sudáfrica. Entre ellos, la contaminación del agua y la propagación de enfermedades como el cólera y la disentería.
Queda, aún hoy, el recuerdo de personas de las cuales sus amigos y familiares no supieron nunca más de ellos. Como este ciudadano belga, homenajeado por Twitter a 15 años de perder todo registro de él.
Hay otros que pueden contar, como salvaron milagrosamente su vida. Es el caso de Pablo García Oliver. Argentino. Tenía 30 años en 2004 y llegó a la isla de Phi Phi, en Tailandia, de luna de miel con su mujer, Mora.
La ola tardó 90 minutos en llegar desde el epicentro del terremoto. Estaba mar adentro, en una balsa turística junto a su mujer y otros veraneantes. Le relató a BBC mundo cómo su viaje soñado se transformó para siempre.
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Pablo García Oliver, sobreviviente del Tsunami de 2004
Pablo García Oliver, sobreviviente del Tsunami de 2004.
"Si me pedís una palabra para contar cómo sucedió todo, elegiría inesperado. No recibimos nunca una alerta. Nada", inicia el turista argentino rememorando.
De pronto todo cambió para Pablo y su mujer: "Fue en cuestión de segundos. Todo empezó a moverse, tembló el fondo de la balsa. El siguiente recuerdo que tengo es el de una gran explosión en la que todos salen despedidos por el aire".
Allí comenzó a luchar por su supervivencia: "Después de eso yo ya me encontraba debajo del agua, en lo profundo (del mar), ahogándome", relató Pablo.
Como le contó al periodista de BBC mundo, su historia terminó bien: "El milagro terminó de consumarse cuando a los pocos segundos la persona que sale de la superficie es mi mujer. No quedaba nadie más, ni rastro de los otros 30 que se encontraban en la balsa en el momento del impacto".