La noticia se conoció en París, el fin de semana. La capital francesa debió cerrar parte de su sistema de agua luego de descubrir rastros del coronavirus en la que se utiliza para limpiar las calles y regar los jardines públicos.
La noticia se conoció en París, el fin de semana. La capital francesa debió cerrar parte de su sistema de agua luego de descubrir rastros del coronavirus en la que se utiliza para limpiar las calles y regar los jardines públicos.
El Ayuntamiento indicó en un comunicado que el agua potable de París es segura para su uso porque su proceso de extracción y purificación es totalmente diferente. Sin embargo, esto que provocó alarma, tiene en sí mismo un dato alentador en la lucha contra el COVID-19.
Varios países comenzaron a investigar el contenido de las aguas cloacales. Allí también detectaron "restos" del coronavirus. No solo en Francia, también en Italia, Australia y los Países Bajos.
Si aparecen rastros en los desechos cloacales, es posible hacer un rastreo de su lugar de origen y su circulación por esa red subterránea que tienen las ciudades.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgó, informó que se encontró coronavirus en 4 de 27 muestras tomadas del sistema de riego, diferente de la red de agua potable.
La idea novedosa es la siguiente. Tomando muestras de aguas cloacales en distintos barrios se pueden conseguir datos muy significativos. Por ejemplo: en qué barrios circula el virus, en qué concentración y lo más importante, si hay zonas "libres" del COVID-19.
En Australia ya han hecho progresos en este campo nuevo para la prevención. Les ha resultado relativamente sencillo encontrar fragmentos del RNA (ácido ribonucleico) del coronavirus por parte del CSIRO, el ente especifico en ese país.
Así rastrearon, hacia atrás, en qué sectores de la red cloacal estuvo en circulación. En la región de Queensland, el "hisopado" llegó hasta las aguas servidas.
Con este dato clave, en la superficie, conocen cuáles son las zonas en las que se debe reforzar las tareas de testeo, identificación, aislamiento y prevención.
En los Países Bajos hicieron otro descubrimiento revelador. El coronavirus se detectó en las cloacas del aeropuerto de Tilburg, cerca de la ciudad homónima, varios días antes de la aparición del paciente "0".
Lo mismo sucedió en Amersfoort: la presencia del contagio estuvo antes en las aguas sin tratamiento que entre las personas.
Con toda esta experiencia en, Italia, ya tienen otro plan en marcha. La ausencia del virus en las cloacas, podrá dar una "patente de inmunidad" a los barrios de la superficie o incluso, a una ciudad entera.
Caso contrario, dará señales de alarma, antes que se vuelvan a saturar hospitales, o recomendaciones para orientar las medidas de aislamiento.
La policía italiana utilizaba la revisión periódica de la red cloacal para seguir el desecho de narcotraficantes o consumidores. Ahora, el análisis de esas aguas pueden ser un arma muy importante en la lucha contra el COVID-19.