Auschwitz: "Muy pocos sobrevivieron para ver la libertad. Hoy apenas, casi ninguno"
Turski tuvo muy en claro durante toda su vida, que haber sobrevivido a un campo de exterminio le dio una enorme responsabilidad. Contar al mundo entero, cuantas veces sea necesario, lo que sucedió dentro de ese campo de exterminio ubicado en Polonia, erigido por los nazis para ejecutar la vergonzosa "solución final".
Y lo dijo delante de jefes de estado reunidos para escuchar su mensaje en nombre del mundo entero. Solo los que siendo niños o adolescentes quedaron confinados en Auschwitz, están hoy con vida para dar testimonio. Para que su memoria no se pierda. Para combatir a los negacionistas que parecen cobrar nuevas ínfulas en estos días
"Mis más cálidos pensamientos y sentimientos a los compañeros supervivientes, que han compartido esta miseria conmigo", dijo Turski.
"Somos una pequeña minoría que pasó por todas las selecciones para exterminarnos", dijo el hombre de 98 años, que vivió siendo un niño en Auschwitz. Se definió cabalmente como "un puñado que vivió para ver la libertad" .
Es por eso que como dice un poema que leyó de una mujer que fue asesinada por los nazis en ese campo de exterminio: "Eso fue más allá de cualquier cosa que la mente pueda imaginar".
Auschwitz: "Una máquina de la muerte"
Así definió ese lugar muy parecido al infierno otra sobreviviente: Janina Iwanska. En el acto de este lunes en Polonia, contó todos los pasos que se cumplían para matar a más de 1.100.000 personas. Desde la primera división al llegar en los trenes deportados de todos los rincones de Europa. Sanos separados de enfermos. A estos últimos se los eliminaba de inmediato. El Doctor Mengele "seleccionaba" personalmente, al pie de los vagones a los niños con los que haría sus abominables experimentos. ( especialmente con mellizos). Luego, ejecuciones por caprichos de los nazis o porque algo no les gustó en un momento del día.
Finalmente, contó Jannina, se construyeron las cámaras de gas para las ejecuciones masivas, de personas engañadas con el anuncio de que se los conducía a higienizarse, a darse un baño.
"Ahora, lo que estamos recordando es el momento en que dejó de morir gente. El día de la liberación". Solo niños, mujeres embarazados y enfermos estaban allí cuando entraron las tropas soviéticas. Como recordó otra de las sobrevivientes, a los que estaban en "buenas condiciones", los nazis los obligaron a una travesía final, para sacarlos del lugar cuando ya sabían que el tercer reich se derrumbaba.
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A 80 años de la liberación de Auschwitz
"Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir". Esas palabras pertenecen a Anatoly Shapiro, el primer oficial del ejército soviético que entró en el brutal campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los sobrevivientes, en el acto de este lunes, que era un niño en ese campo de la muerte, recordó que un soldado soviético le dio un pan pequeño pero entero. Para los nazis, esa era la ración de casi 4 días en Auschwitz.
Ellos encontraron a 7.000 personas, como garantía para que la humanidad nunca olvide lo que sucedió en el centro de Europa durante años. El horror de lo encontrado por los rusos hizo que muchos soldados no pudieran casi resistir lo que tenían delante de sus ojos. Miles de cadáveres abandonados en fosas comunes, restos mínimos en los hornos crematorios. Kilos de pelo. miles de zapatos, valijas, y anillos y piezas dentales de oro, anteojos de las víctimas del holocausto. En las paredes de las cámaras de gas, las marcas de las uñas quedaron para siempre en las paredes, en el vano intento de trepar, apilados unos sobre otros los condenados a morir de manera espantosa.
Primo Levi, judío italiano que estuvo en el campo de exterminio y sobrevivió, escribió un libro de lectura obligatoria: "¿Es esto un hombre? Murió en 1987 y en ese libro dice: “Aquellos que niegan Auschwitz estarían dispuestos a volver a hacerlo”.
En Auschwitz, un puñado de sobrevivientes contaron sus experiencias de la peor de las pesadillas que tuvieron que vivir. Para que nadie pueda negarlo. Para que nadie olvide.