“Querían eliminar a todos los que representaran un obstáculo para su amor prohibido”, afirmaron los investigadores del caso.
El crimen: premeditación y sangre fría
La masacre ocurrió el sábado 21 de junio, en la vivienda familiar ubicada en la zona noroeste de Río de Janeiro. De acuerdo con la reconstrucción policial, el adolescente esperó a que su familia se durmiera y luego actuó con total determinación. Tomó el arma de su padre, quien era aficionado a las armas y le había enseñado a disparar, y ejecutó a sus padres con disparos en la cabeza.
Al escuchar los ruidos, su hermanito de 7 años se despertó, y también fue asesinado: recibió un disparo en el cuello. Luego, el adolescente escondió los cuerpos en un tanque de agua dentro de la propiedad y limpió parcialmente la escena.
Los cuerpos de Inaila Teixeira, de 37 años; Antônio Carlos Teixeira, de 45; y el niño menor fueron descubiertos recién el miércoles 25 de junio, cuando vecinos alertaron sobre la ausencia de la familia y la policía ingresó al domicilio para investigar.
Huida frustrada y detención
La intención del joven era escapar rumbo a Mato Grosso para concretar el plan. Sin embargo, su comportamiento levantó sospechas y la policía lo detuvo antes de que pudiera abandonar la ciudad.
Durante el interrogatorio, confesó el crimen sin titubear y con una frialdad alarmante. Según relató el jefe de policía Carlos Augusto Guimarães de Silva, el adolescente no mostró arrepentimiento alguno. “Nos dijo que lo volvería a hacer. Fue muy claro, rápido en sus respuestas. Exhibió rasgos de psicopatía”, señaló.
Cuando los agentes le preguntaron por qué había asesinado también a su hermano menor, respondió que no quería que sufriera la pérdida de sus padres. Ese dato añade un matiz aún más oscuro a la brutalidad del caso.
La detención de la novia: un rol clave en la planificación
Mientras se intensificaban las pericias en la escena del crimen, la policía brasileña logró detener a la novia del joven, una adolescente de 15 años que reside en la localidad de Água Boa, estado de Mato Grosso. Según los investigadores, estaba al tanto de todos los pasos que daba su pareja durante y después del crimen.
Las pruebas apuntan a que la joven acompañó en tiempo real la ejecución del plan y mantuvo contacto con el asesino confeso incluso después de los homicidios. Algunos testimonios señalan que describía los crímenes como si se tratara de un videojuego, una analogía que revela la desconexión emocional y moral con lo que estaban planeando y ejecutando.
Un entorno que habilitó la violencia
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Los investigadores descubrieron que el padre del adolescente le había enseñado a usar armas de fuego y lo entrenaba en artes marciales. La presencia de un arma en el hogar, y el conocimiento del menor para manipularla, fueron factores clave que facilitaron el crimen.
Además, se recuperaron elementos que refuerzan la hipótesis de una planificación meticulosa: ropa manchada con sangre, colchones con rastros de disparos, señales de quemaduras y un bolso donde el joven había escondido los celulares de sus víctimas para evitar que se rastrearan los últimos movimientos.
Imputación y medidas judiciales
El menor de 14 años fue internado en un instituto para menores, donde permanecerá detenido mientras se desarrolla el proceso judicial. Enfrenta cargos por triple homicidio calificado y ocultación de cadáveres. En Brasil, los adolescentes menores de 18 años no pueden ser juzgados como adultos, pero el caso ha abierto nuevamente el debate sobre los límites de la edad penal en crímenes especialmente violentos.
En cuanto a la adolescente de Mato Grosso, también será sometida a un proceso penal juvenil. Las autoridades analizan los mensajes recuperados y su grado de implicación para determinar si se le imputa como coautora, instigadora o encubridora.
El videojuego como punto de encuentro
Uno de los elementos más llamativos del caso es que la relación entre los adolescentes comenzó a través de un videojuego online. El entorno virtual no solo les permitió conocerse, sino también intercambiar ideas y trazar un plan sin la supervisión de adultos.
Expertos en ciberpsicología advierten sobre la vulnerabilidad de los adolescentes ante vínculos virtuales tóxicos, sobre todo cuando existen factores previos como aislamiento social, falta de límites y exposición a entornos violentos.
Un crimen que sacude a Brasil y genera alarma
El caso ha provocado una fuerte reacción en medios brasileños y redes sociales, donde muchos usuarios expresaron horror, incredulidad y tristeza. La combinación de juventud, premeditación, violencia familiar y frialdad ha reavivado los debates sobre el acceso de menores a armas, los controles parentales en el mundo digital y la salud mental adolescente.
La historia, que comenzó como un vínculo virtual entre dos jóvenes, terminó en una tragedia familiar con múltiples víctimas y con un país entero preguntándose cómo se pudo haber evitado.