Tanto que puede hacer caer la hipótesis de la Comisión Warren: a Kennedy lo mató un tirador solitario. Si lo que dice Landis es verdad, entonces la pregunta que una nación se hizo hace 60 años sigue vigente: ¿quién mató a Kennedy?
Un testigo clave con un relato inédito
Paul Landis tiene 88 años. Era integrante del servicio especial de seguridad de la Casa Blanca. Cuando Kennedy (JFK) llegó al poder en 1961, fue asignado entre el personal de custodia de los hijos del mandatario. Pero rápidamente le cambiaron su misión y pasó a ser uno de los custodios personales de la primera dama, Jaqueline Bouvier Kennedy (Jackie).
Por cumplir con esa tarea, fue uno de los testigos privilegiados del asesinato de JFK, en Dallas, el 22 de noviembre de 1963.
No solo eso: hizo un hallazgo del cual siempre se supo, pero hay algo inédito, capaz de dar por tierra la hipótesis de la bala "mágica o prístina", que sostiene la teoría del asesino único. Landis encontró la famosa bala clasificada como CE 399 .
Asombrosamente para él, ese proyectil tuvo un "recorrido oficial" que no es el que el vio y por eso se decidió a contar "la verdad".
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Paul Landis, custodio de Jackie Kennedy, a los 88 años, revela datos que comprometen el informe oficial del asesino solitario de JFK (Foto: gentileza NYP).
Paul Landis, el testigo
JFK decidió competir por la reelección presidencial. En el inicio de su campaña, sumó a Dallas como una etapa. La ciudad más importante del estado de Texas (la capital es Austin), un bastión republicano que veía al presidente y su "new deal" como una aventura comunista. Sus asesores le dijeron que no fuera, pero no los escuchó. Quería medir sus posibilidades desde el lugar más hostil.
Allí fue Landis con la comitiva, en la custodia de la primera dama.
El auto principal era descapotable. Adelante viajaba el gobernador John Connally. Era demócrata, pero conservador, y con el influjo de JFK había logrado arrebatarles la gobernación en 1962 a los republicanos. Iba con su mujer en dos asientos delante del matrimonio Kennedy, antes del lugar para el conductor y la seguridad. A sus espaldas viajaba el presidente. Detrás del conductor, Jackie Kennedy. Más atrás, el servicio de custodia, Landis incluido.
La caravana llegó a una bifurcación en la Plaza Dealey y avanzó por la calle Houston. El lugar ideal para ser saludado por una mayor cantidad de personas. Pero también, el sitio elegido para asesinarlo. Eran las 12.30 del mediodía.
Landis, que iba en el auto de atrás del que transportaba al matrimonio Kennedy, escuchó un disparo. Giró su cabeza orientado por el ruido, pero inmediatamente escuchó otro estruendo magnificado por el ambiente abierto. Volvió la mirada hacia adelante y vio a la primera dama en shock y al presidente, malherido, moribundo.
Otro disparo y Jackie intentó gatear por encima del baúl. Un custodio logro sujetarla y llevarla hacia el asiento. Ese momento primero se interpretó como que la primera dama intentaba abandonar el auto y a su esposo. Más tarde, ella misma contó lo que sucedió. El último disparo destruyó parte de la cabeza del JFK. Se ve en una película clave como la que registró Abraham Zapruder. Jackie no intentó huir, sino que, desesperada, agarró un fragmento del cerebro de su marido que voló fuera de su cráneo.
Landis fue testigo de toda esa escena de terror que solo duró poco más de 6 segundos. Y de algo clave: una bala.
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La prueba CE399 o "la bala mágica" (Foto: captura de TV).
Una confusión de camillas
Cuando llegaron al hospital Parkland, Kennedy estaba moribundo. Landis contó que Jackie no quería soltarse de su marido, totalmente shockeada. Cuando lo liberó, le hicieron maniobras tan desesperadas como inútiles para salvar la vida del presidente de los Estados Unidos. En ese momento, puede decirse, se escribe la primera página del libro de próxima aparición: "El testigo final".
Landis regresó al auto oficial para revisarlo. En una mancha de sangre ubicada en la parte de atrás del asiento presidencial halló un proyectil. La sangre, por supuesto, era del presidente a punto de morir.
Ingresó al hospital y colocó la bala en la camilla dónde ya estaba muerto JFK. Supuso que era el mejor lugar para ser incorporado al examen forense buscando entender un magnicidio que demoró solo 6 segundos.
La bala fue clasificada como la prueba CE399
La bala mágica, cuestionada como nunca
Se creó una comisión investigadora oficial para saber quién mató al presidente Kennedy. Tras recoger los dichos de testigos -muchos murieron de manera trágica y anticipada en pocos años- filmaciones, estudios sobe el terreno y las pericias forenses, se produjo lo que se conoce como: el informe final de la Comisión Warren.
La conclusión fue tan determinante como polémica. Se trató de un solo asesino: Lee Harvey Oswald, un joven anticomunista que detestaba a Kennedy. Disparó tres tiros con un fusil no automático (dato muy importante) en 6 segundos para acabar con la vida del presidente.
En realidad, necesitó solo dos. Los que produjo en los segundos 3 y 6 del magnicidio. El primero falló tanto, que la bala pegó en un muro bajo de cemento, en la otra punta de la calle y sus esquirlas hirieron a un hombre.
Es ahí donde Landis queda marcado para siempre en sus recuerdos. Que lo acompañaron en el más absoluto silencia hasta ahora.
La bala que mató a Kennedy, la última, pero la segunda era potencialmente mortal. Es la "bala mágica", la clasificada como CE399. A Landis eso no le cerró durante seis décadas. ¿Cómo pudo terminar detrás del cuerpo del presidente la bala que le salió por su garganta e hirió al gobernador ubicado en el asiento delantero?
La explicación oficial terminó por convencerlo de que algo no estaba bien.
La bala quedó sobre la camilla que tenía el cuerpo del presidente ya fallecido. Pero los médicos la dieron como la que hirió también al gobernador. ¿Cómo?
Hubo un choque entre las dos camillas, la de Kennedy y la del gobernador al que pudieron salvarle la vida. La recogieron y la colocaron en la camilla de Connally.
Tal vez nadie supo cómo llegó esa bala ahí y se confundieron. Pero esa confusión dio base a la teoría de la "bala mágica" y el asesino solitario.
Landis supo siempre que la verdad era otra porque fue quien encontró a la prueba CE399.
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Jackie Kennedy intenta agarrar parte de materia gris que salió despedida al estallar el cráneo de JFK. Mientras actúa la custodia, el presidente agoniza en el asiento trasero (Foto: A24.com).
El libro que sacude la historia oficial
En el informe de la comisión Warren, la bala mortal fue la segunda (en la serie de Oswald) que impactó en el presidente Kennedy. La última entró por su espalda y salió por su pecho.
La trayectoria de la segunda bala (mortal) descrita en el informe oficial fue más que curiosa. Entró por la espalda del mandatario ubicado en el asiento de atrás. Salió por su garganta y siguió su trayectoria hacia adelante para herir al gobernador.
En el asiento delantero -un poco más bajo que el asiento trasero- iba Connally. El proyectil le entró por su espalda, salió por su pecho, pegó en su muñeca (la tenía sobre las piernas y le quebró el cúbito y el radio) y finalmente lo hirió en su pierna.
Pero no solo eso, la trayectoria no fue una diagonal descendente. Oswald estaba en el piso 6 en un edificio detrás y a la derecha de Kennedy y el vehículo oficial. La prueba CE399 cambió varias veces de sentido para producir todas esas heridas. Hay demostraciones -varias en 6 décadas- que aseguran que eso fue posible. Hay muchas más. Hasta la película "JFK", de Oliver Stone, que asegura que eso no pudo ocurrir de esa manera.
En realidad, muchos creen que el informe Warren se usó para sepultar una "conspiración para asesinar al presidente Kennedy". Con esa bala, la CE399 que, si es cierto lo que dice Landis, jamás pudo herir al gobernador de Texas. Menos todavía, volar el cráneo del presidente (entró desde arriba y desde atrás) salirle por la garganta y terminar en medio de una mancha de sangre detrás del respaldo del asiento del presidente.
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La "bala mágica" que disparó Oswald y mató al presidente Kennedy e hirió en cuatro lugares al gobernador de Texas (foto: gentileza People).
Memoria prodigiosa durante 60 años
Ayudado por un colaborador, Paul Landis escribió el libro "El testigo final" y ha venido contando todo esto que resumimos en una larga serie de entrevistas. Por supuesto que los que desconfían de los que ven una conspiración no tardaron en reaccionar.
Cuestionan que la memoria del custodio de la primera dama esté intacta tras el paso de 60 años. ¿Por qué no lo contó antes? ¿O es todo una fantasía propia de una persona que orilla los 90 años de edad?
Pero Landis sabe cómo defenderse y tiene sus partidarios. Entre ellos, quienes lo ayudaron a redactar el libro. Una persona puede no acordarse qué hizo el día anterior o qué prepara para el día de mañana. Sin embargo, un hecho como este cualquiera lo recuerda con enorme precisión durante toda la vida.
(Nota: ningún argentino que vio cómo Messi y la Scaloneta ganaron la Copa del Mundo tras una espera de 36 años se va a olvidar de dónde vio el partido, con quiénes, en qué sitio y cómo festejó después de la tercera estrella).
El propio Landis dice que cuando leyó otro libro hace muchos años, el ya clásico "Seis segundos en Dallas", de Josiah Thompson (1967), terminó de convencerse del "error" oficial. Con precisión, dice que en la página 46 (y no se equivoca) relata el choque de camillas y la bala que hirió a Connally. Landis siempre supo que eso no fue así, pero guardó silencio durante 6 décadas.
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El "testigo final", con datos guardados durante 60 años (Foto: Tapa de "El testigo final").
¿Quién mató a Kennedy?
Si lo que dice Landis es cierto, la teoría de la "bala mágica" queda invalidada y arrastra al informe de la Comisión Warren. Hay otro dato. A Oswald apuntar,disparar,cargar y volver a apuntar para otro tiro le demandó casi 3 segundos.
La reacción de Connally al recibir un balazo es apenas un segundo después del movimento de Kennedy al ser herido. El gobernador no pudo resultar herido antes de los casi tres segundos que necesitaba Oswald. No hay tiempo entre el primer tiro fallido y el segundo, la reacción de Connally, menos de un minuto, sobre el tiro mortal a Kennedy. ¿Qué sucedió entonces?
Quizá la bala mágica no fue así y Oswald no actuó solo. Oliver Stone, como muchos otros, sostienen que a Kennedy le dispararon -y acertaron- desde dos lugares diferentes, por delante y por detrás.
La pregunta sigue vigente 60 años más tarde. Abonada por las rebelación del custodio Landis, "el testigo final".