“Comienza una nueva era entre Israel y el mundo árabe”. La frase pertenece al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para celebrar el acuerdo alcanzado con los Emiratos Árabes Unidos.
“Comienza una nueva era entre Israel y el mundo árabe”. La frase pertenece al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para celebrar el acuerdo alcanzado con los Emiratos Árabes Unidos.
Esto tendrá dos consecuencias inmediatas: los Emiratos Árabes Unidos se convertirán en el tercer estado musulmán en reconocer al estado de Israel.
El primero fue Egipto, a través de los acuerdos de Camp David en 1979, con el papel fundamental del entonces presidente norteamericano, Jimmy Carter.
Ahora también se habla de una mediación fundamental de un mandatario estadounidense, en este caso de Donald Trump.
El segundo en el mundo árabe y último país en reconocer a Israel como un estado fue Jordania, en 1994.
La otra consecuencia directa es que Israel deja de lado su plan de anexión de territorio sobre Cisjordania, la principal extensión sobre la que la Autoridad Palestina ejerce su poder, además de la Franja de Gaza.
El territorio ha estado ocupado por Israel desde la Guerra de Medio Oriente de 1967 y tanto este país como los palestinos reivindican sus derechos allí. De hecho, allí está la sede del gobierno de la Autoridad Palestina que encabeza Mahmud Abbas.
Entre 2,1 y 3 millones de árabes palestinos viven en Cisjordania. Pero al mismo tiempo, allí habitan unos 430.000 judíos israelíes que viven en 140 asentamientos construidos durante la ocupación de Israel.
Gran parte de la comunidad internacional considera que estos asentamientos son ilegales bajo las leyes internacionales.
Sin embargo, Netanyahu siempre tuvo como sus ejes de campaña, en cada momento que compitió para ser primer ministro de Israel, sostener esos asentamientos.
Uno de las bases de este acuerdo con los EAU es que Netanyahu se compromete a dejar de lado las anexiones en Cisjordania. Aunque haya declarado que el plan “sigue estando sobre la mesa” y su suspensión es solo “temporal”.
De todos modos, hay que darle el valor que el siguiente texto tiene en el lenguaje diplomático: “Israel suspenderá la extensión de su soberanía sobre las áreas marcadas en el plan del presidente Trump 'Visión para la paz'”. De hecho, el plan de anexión queda sin concretarse.
El régimen de los imanes, desde Irán, fue de los más duros en condenar el acuerdo anunciado: "Es una estupidez estratégica de Abu Dabi y Tel Aviv que, sin duda reforzará el eje de resistencia en la región", afirmó el ministerio iraní en un comunicado.
El avance en un plan de normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y otro país musulmán debilita la estrategia de los iraníes, que ya tienen grandes enfrentamiento en el mundo árabe, por ejemplo con la estratégica Arabia Saudita.
También el gobierno turco criticó la decisión de los emiratos. "Mientras traiciona la causa palestina para servir a sus pequeños intereses, Emiratos Árabes Unidos se esfuerza en presentar esto como una suerte de sacrificio por los palestinos", declaró en un comunicado el ministerio turco de Relaciones Exteriores.
Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, critica de manera habitual a los países árabes, a los que acusa de no adoptar una actitud lo suficientemente firme frente a Israel. Pero uno de las reacciones más inesperadas tal vez, haya sido la de la propia Autoridad Nacional Palestina. En rechazo al acuerdo anunciado, Abbas llamó en consulta a su embajador en Abu Dabi, la capital de EAU.
La Autoridad Palestina calificó como una "agresión contra el pueblo palestino" y "traición a Jerusalén" el acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos.
Para el gobierno de Abbas, "este acuerdo es un reconocimiento 'de facto' de Jerusalén como capital de Israel".
Desde Abu Dabi, una de las primeras cosas que se aclararon fue que, al momento de reconocer al estado de Israel, la embajada se establecerá en Tel Aviv y no en Jerusalén, como la enorme mayoría de los países del mundo. Estados Unidos, Guatemala y Honduras, son los únicos países en el mundo que mudaron sus embajadas a Jerusalén. La ciudad santa es considerada la capital tanto para israelíes y palestinos, lo que ha hecho fracasar el plan de Naciones Unidas de 1948 de considerarla una ciudad "universal".
El presidente norteamericano cumplió una mediación para hacer posible este acuerdo histórico entre ambos países.
En plena carrera por la reelección, se anota un punto inesperado en las relaciones internacionales, en donde ha ejercido la política de acciones unilaterales como pocos presidentes modernos de los Estados Unidos.
Egipto fue el primer país del mundo árabe en reconocer al estado de Israel. Fue posible gracias a los acuerdos de Camp David firmados por el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin, el 17 de septiembre de 1978, con la mediación de Jimmy Carter.
Ahora, Trump anticipó que está ansioso por recibir al primer ministro Netanyahu y al jeque Jalifa bin Zayed.
Tal vez, la consecuencia más importante de este anuncio sea la posibilidad de dar un paso para terminar un conflicto "eterno" en medio oriente. Por eso cobran especial significado las palabras del Secretario general de la ONU, Antonio Guterres. "El secretario general saluda este acuerdo esperando que genere la oportunidad para que los líderes israelíes y palestinos vuelvan a involucrarse en negociaciones significativas".
"El objetivo más categórico sería encontrar una solución en el camino para lograr dos Estados", concluyó.