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En el sector que la Argentina reclama soberanía habría un enorme yacimiento de petróleo y gas (Foto: gentileza Hablemos de Argentina).
Breve historia de la Antártida o "Terra Australis Ignota"
Durante siglos se refirió a lo desconocido en los mares del hemisferio sur como Terra australis ignota, o Tierra desconocida del Sur. En la medida que la conquista europea fue avanzando, la Antártida quedó como la única terra australis por conocer.
Se supone que más allá de cazadores de focas que habían llegado hasta allí, el británico James Cook fue el primero en llegar y documentar la existencia de las tierras de la Antártida, aunque no pudo pisarla (entre 1772 a 1775). Anteriormente, España reivindica al explorador Gabriel de Castilla, que en 1603 pudo haber divisado las Islas Shetland del Sur.
Pero el desembarco sobre la tierra del continente más austral del mundo se dio casi simultáneamente por dos expediciones: en 1820, por la misma tripulación de Cook, capitaneada por los oficiales Fabien Gottlieb von Bellinghausen y Edward Bransfield; y por el cazador de focas estadounidense Nathaniel Palmer un año más tarde.
La expedición Amundsen fue la primera en llegar al polo sur el 14 de diciembre de 1911. Recibió ese nombre porque cinco hombres marcaron ese hito, comandados por el explorador noruego Roald Admusen.
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El 14 de diciembre de 1911. la expedición del noruego Roald Admusen fue la primera en llegar al polo sur.
La Argentina siempre miró hacia las tierras en el extremo sur del planeta. En 1879 se creó el Instituto Geográfico Argentino, que posteriormente expondría a la Antártida como una prioridad de la exploración argentina. En 1880, el entonces presidente Julio Argentino Roca dio apoyo a una expedición científica polar. Pero eso se pudo concretar en su segunda presidencia.
El 22 de febrero de 1904, la Argentina comenzó a habitar el continente antártico, al comprar la pequeña estación meteorológica del escocés Bruce, en la isla Laurie de Orcadas del Sur. Desde entonces, nuestra presencia es ininterrumpida en el "continente blanco".
¿El fin de la investigación científica?
Hasta ahora se ha logrado mantener a la Antártida fuera de los procesos de "conquista, ocupación y explotación" como en el resto del planeta. Hay por lo menos 42 países que tienen bases permanentes o van hacia ese continente, pero solo para la investigación científica.
Es por eso que en 1959 se firmó el Tratado Antártico para mantener ese status del continente y mantenerlo fuera de las disputas entre países. La Argentina estuvo entre los 12 firmantes originales del tratado, que en total fueron:
- Australia
- Bélgica
- Chile
- Francia
- Japón
- Nueva Zelanda
- Noruega
- Sudáfrica
- Reino Unido
- Estados Unidos
- Rusia (por entonces, la URSS)
En su artículo 1° se establece el uso exclusivo de la Antártida para fines pacíficos, prohibición de toda medida de carácter militar, excepto para colaborar con las investigaciones científicas.
En el 5°, la prohibición de toda explosión nuclear o eliminación de desechos radioactivos.
En el 9°, en su inciso a, el uso de la Antártida para fines exclusivamente pacíficos. En el inciso b, facilidades para la investigación científica.
Por lo que la explotación de cualquiera de sus recursos, naturales, minerales, de la fauna o la flora están totalmente prohibidos.
Además, en 1991 se elaboró el protocolo de Madrid, que entró en vigencia en 1998, en el que se ratifica taxativamente: "Cualquier actividad relacionada con los recursos minerales, salvo la investigación científica, estará prohibida".
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En la Antártida, todos los tratados y protocolos prohíben la explotación de recursos naturales (Foto: protocolo de Madrid de 1991).
Así se mantuvo hasta ahora, pero la incógnita es si este hallazgo de Rusia puede abrir una disputa por la apropiación ese recurso extraordinario de petróleo y gas, además de llevar a una confrontación directa por todos los intereses encontrados que hay.
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Rusia dice haber hallado una reserva de gas y petróleo más grande que las de Arabia Saudí en la Antártida (Foto: A24.com).
La cuestión de la "soberanía" en la Antartida
Como ya dijimos, el Tratado Antártico de 1959 establece su condición de lugar preservado solo habilitado para la investigación científica. Sin embargo, en su artículo cuarto abre un “paraguas” para reclamos de soberanía. No los reconoce, pero tampoco implica la renuncia a ello por parte de los estados firmantes.
El problema del "yacimiento extraordinario" de petróleo y gas que custodia el hielo permanente es que se encuentra en un lugar no precisado, pero que sí se sabe un dato complejo: está en la zona que reclaman soberanía la Argentina, Chile y Gran Bretaña.
Por lo tanto, cabe preguntarse qué pasaría si Rusia -en manos de Vladimir Putin- decidiera iniciar la prospección para extraer petróleo y gas. Putin acaba de jurar por quinta vez consecutiva como presidente ruso y dijo que en unión con el pueblo, su país conseguirá todos sus objetivos. Hoy es uno de los principales productores de petróleo y gas. Con estas reservas en la Antártida, su potencial es enorme.
Rusia heredó jurídicamente lo firmado en 1959 por la Unión Soviética. Está en un plano de igualdad con la Argentina, Chile y el Reino Unido como firmante del tratado Antártico.
Además, no tiene pretensión de soberanía en ese sector. Pero, si quiere proclamar su "jurisdicción o propiedad", pasarían dos cosas inmediatamente: violaría el tratado, aunque su poderío militar haría muy difícil un reclamo para nuestro país y Chile. Con Gran Bretaña sería una nueva crisis entre un país miembro de la OTAN y con ojivas nucleares como Rusia.
Un enorme problema geopolítico, algo que no necesita el mundo en este momento, con la crisis en Medio Oriente y la invasión que el propio Putin inició en Ucrania en febrero de 2022.
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Marambio, la principal base argentina en la Antártida. (Foto: Gentileza LNM)
Margen de espera hasta 2048 y un nuevo status para la Antártida
Los tratados dicen que nada puede cambiarse si no es por unanimidad de sus miembros. Eso da cierta garantía sobre no alterar lo que guarda en sus entrañas el sector antártico argentino, según lo que se ha filtrado desde Rusia. Pero en el año 2048, las condiciones del tratado y sus complementos serán puestos a revisión. ¿Qué pasará entonces?
¿Se podrá mantener la preservación para la investigación científica cuando el mundo estará superpoblado -hoy ya somos 8 mil millones de habitantes- demandando cada vez más energía para consumir? ¿Cómo será el equilibrio de fuerzas, económicas, estratégicas y militares, como para podeer mantener el actual statu quo? ¿Qué podría suceder si las actuales potencias mundiales, como Estados Unidos y China, también quisieran acceder a ese tesoro bajo la tierra de la Antártida?
Por el momento, se abre un espacio de 24 años como para imaginar soluciones o transformaciones creativas. Que preserven a la Antártida (especialmente el enorme volumen de agua dulce que almacena) como ha sucedido hasta ahora.
La fecha también guarda otro desafío. Esta vez, el hombre no parece interesado en hacer nada para que cambie. A este paso, el cambio climático, para 2048, puede que haya causado estragos en la Antártida, como ya lo vemos en otras partes del mundo.