Lee Mo, un asistente de vuelo encargado del servicio en la parte trasera del avión, sufrió fracturas en el hombro izquierdo y lesiones en la cabeza. Fue trasladado inicialmente a un hospital en Mokpo antes de ser enviado al Hospital de la Universidad Femenina Ewha en Seúl, donde está bajo observación intensiva debido a riesgos de posibles secuelas graves, incluida parálisis corporal completa.
Por su parte, Koo también miembro de la tripulación, fue rescatada con heridas menos severas, incluidas laceraciones en el cuero cabelludo y fracturas en los tobillos. Actualmente, recibe tratamiento en el Centro Médico Asan, en Seúl.
Ambos sobrevivientes fueron localizados en la sección trasera de la aeronave, lo que, según los expertos, fue crucial para su supervivencia. La cola del avión, al ser la última en recibir el impacto directo, ofreció cierta protección frente al choque contra el muro de concreto y las llamas que consumieron el resto del fuselaje.
Los factores que contribuyeron a su supervivencia de los dos tripulantes
Especialistas en seguridad aérea y funcionarios de rescate remarcaron la importancia de la ubicación dentro del avión como un factor clave en este tipo de accidentes. David Learmount, experto en aviación, explicó que la fuerza del impacto se distribuye de manera desigual en un accidente de esta magnitud, con las secciones delanteras y centrales del avión siendo las más vulnerables.
Asimismo, ambos sobrevivientes llevaban colocados sus cinturones de seguridad, lo que, según los informes médicos, pudo haber reducido la gravedad de sus lesiones.
Sin embargo, Lee Mo aseguró no recordar nada después de que el avión comenzara a descender y confirmó haber estado sujeto con el cinturón al momento del impacto. “¿Qué pasó?" y “¿por qué estoy aquí?“, fueron las preguntas que hizo cuando Lee recobró el sentido.
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