Mientras Donald Trump hablaba en las Naciones Unidas sobre su gestión interna y proyección internacional de los Estados Unidos, en Washington tomaban una decisión largamente postergada: abrir el mecanismo para su juicio político.
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Mientras Donald Trump hablaba en las Naciones Unidas sobre su gestión interna y proyección internacional de los Estados Unidos, en Washington tomaban una decisión largamente postergada: abrir el mecanismo para su juicio político.
El "Ucraniagate" es la gota que rebalsó el vaso, de por sí pequeño, de la oposición demócrata. Varias veces imaginaron remover a Trump de la Casa Blanca mediante un juicio político. Pero nunca se animaron o no se dieron las condiciones necesarias. Ni cuando se revisó su política migratoria y los fondos para el muro con México. Ni siquiera cuando explotó el escándalo del hackeo que apunta a Rusia durante las elecciones en contra del partido Demócrata y Hillary Clinton.
Pero ahora, entienden que están dadas las condiciones. Por lo menos para iniciar el proceso de "impeachment" o juicio político.
Trump tuvo que reconocer que habló con el presidente de Ucrania, el actor cómico Volodímir Zelenski, sobre las actividades en ese país del hijo de John Biden. Biden, vice de Obama es hoy, el principal candidato opositor para las elecciones del año próximo.
Su hijo, Hunter Biden aceptó un cargo en la dirección de una empresa gasística ucraniana mientras su padre era vicepresidente. Trump llamó a Zelenski para hablar sobre un posible caso de corrupción.
La noticia motivó tres versiones diferentes por parte de Trump en cinco días. Primero dijo que no había nada de eso. Después reconoció que simplemente habló con su par ucraniano, sin decir sobre qué tema. Finalmente, antes de su discurso en la Asamblea de la ONU, reconoció que hablo sobre Biden y un posible caso de "corrupción" con Zelenski.
Eso fue lo que terminó de convencer a Nina Pelosi, la vocera o titular de la Cámara de Representantes de EE.UU. con mayoría demócrata. Pelosi nunca impulsó un posible juicio contra Trump porque sabía que no conseguiría los votos necesarios (dos tercios), especialmente en la cámara de senadores (controlada por los Republicanos).
Siempre temió que el caso termine como un boomerang que mejore la imagen de Trump, sobre todo entre los demócratas moderados que reconocen la recuperación económica de estos tres años de gestión del magnate neoyorquino.
Pero ahora llegó el momento. La propia Pelosi anunció que "se abre el expediente para comenzar el proceso de juicio político al presidente Donald Trump". La llamada al presidente de Ucrania para pedir investigar al hijo del precandidato y exvicepresidente demócrata Biden es inaceptable.
"Trump traicionó su juramento presidencial y a la seguridad nacional", dijo Pelosi con banderas norteamericana de fondo. Trump, como no podía ser de otra manera, respondió con un tuit: "Nunca vieron la transcripción de la llamada. ¡Una caza de brujas total!"
Ahora dice que el secretario de Estado, Mike Pompeo, recibió la autorización de Ucrania, justamente, para hacer pública la transcripción de la conversación con Zelenski.
En los Estados Unidos hubo solo tres procesos de juicio político. Ninguno terminó con la destitución del presidente. En dos de ellos, Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998, no se consiguieron los votos necesarios. En el otro, el más conocido, el juicio quedó interrumpido cuando Richard Nixon en 1974 renunció por las implicancias del caso "Watergate" (espionaje a la sede del Partido Demócrata).
Ahora llega el esta acusación contra Trump, que ya habla y hace campaña para su reelección el año próximo. Veremos si es cierto lo que repite Pelosi como clave de un estado de derecho: "Nadie está por encima de la ley".