Este quizá sea el final más fácil de resumir: Ava sabe perfectamente que está jugando al ajedrez, no solo está jugando al ajedrez. Fin. Ya lo tienes.
Hay una cita a mitad de Ex Machina que nos da la clave que necesitamos para abrir la puerta del significado final. Caleb le viene a decir a Nathan que la verdadera inteligencia, la que es capaz de superar al ser humano, es la de la máquina que jugando al ajedrez, no solo siempre gana al ajedrez, sino que además sabe que está jugando al ajedrez.
No lo dice así, pero viene a decir eso. Claro que Ava no está enamorada de Caleb. Le utiliza para poder escapar. No, esta película no va sobre el amor. Salvo que sea sobre el amor a la vida, a la libertad. Entonces, pues, sí, te lo concedo.
Sabemos que has escuchado por ahí que había un final alternativo. No es que hubiera un final alternativo que cambiara lo que te acabamos de contar, sino que era un matiz final.
Ava, nos mostraba una escena final en la que hablaba con el piloto del helicóptero que la lleva a la civilización, no tiene la capacidad de oír. Es un robot que interpreta gestos, pero no tiene la capacidad de escuchar.
Eso, en teoría, redundaría más en su falta de humanidad y en su ¿roboticidad? (que diría un viejo amigo mío). Pero no altera el ansia de libertad, ni su capacidad para saber que, eso, que estaba jugando a un ajedrez de carne y hueso y circuitos con Nathan y Caleb.